Ya estás en la SEMANA 40
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BEBÉ
¡Tu pequeño ya está preparado para nacer! Pesa alrededor de 3.5 kilos y su cuerpo está preparado para la vida externa. Es ahora cuando tu hijo emitirá la señal que pone en marcha las contracciones uterinas de la dilatación.
MAMÁ
¡Ha llegado el momento! Notas que las contracciones cada vez son más rítmicas y dolorosas. Y, a continuación, ¡oyes el primer llanto de tu hijo! Por fin, después de 280 días, ya van a conocerse e iniciar una nueva aventura juntos.
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XPARTOX
Si el parto se retrasa
¿Las 40 semanas de embarazo han llegado a su fin, pero las contracciones no se ponen en marcha? ¿A qué puede deberse el retraso y qué atenciones deben recibir la mamá y el bebé que está a punto de nacer?
> No se trata de un fenómeno extraño. Algunas futuras mamás superan la fecha prevista del parto y tienen que esperar unos días para poder abrazar a su pequeño. Les sucede a unas 30 mujeres de cada 100, ya que las 40 semanas que corresponden a la duración del embarazo se calculan teniendo en cuenta lo que ocurre “la mayoría de las veces”; por lo tanto, este cálculo carece de valor absoluto. En otras palabras, se trata de un período de tiempo orientativo. En realidad, casi un tercio de las mujeres dan a luz de forma espontánea entre el final de la semana 40 de embarazo y el inicio de la 42, sin que ello comporte complicaciones de ningún tipo. Solo hay que estar tranquila, esperar de forma paciente y realizarse algunos controles.
POR QUÉ SUCEDE
Los motivos por los que el niño nace con retraso respecto a la fecha prevista para el parto pueden ser varios.
Predisposición genética
Si la abuela o una hermana dieron a luz pasada la fecha prevista, la futura mamá tiene más probabilidades de vivir la misma experiencia. De hecho, está demostrado que la predisposición genética tiene un papel preciso en la duración del embarazo. Se trata de un “destino” biológico que se transmite de madres a hijas, y es el mismo que determina la irregularidad o la puntualidad de la menstruación, y la presencia o la ausencia de dolor durante los días en que se presenta.
Ciclos menstruales largos
Las mujeres que tienen ciclos menstruales más largos respecto a los 28 días de media suelen dar a luz más tarde que las que tienen ciclos más cortos, es decir, de 25-27 días. Asimismo, las mujeres con menstruación irregular, es decir, que nunca tienen la menstruación en intervalos de tiempo idénticos, estadísticamente, tienen más probabilidades de dar a luz después de la fecha establecida.
Los errores de cálculo
La fecha del parto se calcula sobre la hipótesis de que la concepción se produce 14 días después del inicio de la última menstruación. Por lo tanto, se trata de un cálculo muy teórico, pues incluso las mujeres con menstruaciones regulares pueden ovular antes de la mitad exacta del ciclo.
La píldora
Se ha observado que las mujeres que inician su embarazo en los tres primeros meses posteriores a la suspensión de la píldora anticonceptiva tienden a dar a luz después de la fecha prevista. Lo mismo ocurre en el caso de que la concepción se produzca durante la lactancia. Ante cualquiera de las dos situaciones, las hormonas sufren variaciones que pueden retrasar la ovulación.
Los fármacos “retardantes”
Todos los AINEs (fármacos antiinflamatorios no esteroideos), cuyo compuesto protagonista es la aspirina, pueden retrasar la fecha del parto. Debido a sus características específicas, atenúan el dolor y la inflamación, bloqueando la producción de prostaglandinas, es decir, las sustancias que el organismo libera para favorecer la aparición de las contracciones del útero y, en consecuencia, para dar inicio a los síntomas típicos de la dilatación. Por lo tanto, es posible que el parto se retrase como consecuencia de la administración ocasional de antiinflamatorios no esteroideos durante las últimas semanas de gestación.
CUÁNDO PROVOCARLO
> Si tres días después del final de la semana 41 todavía no sucede nada, el parto se provoca. Se trata de una práctica que muchos hospitales adoptan, aunque todos los controles realizados hasta aquel momento hayan excluido cualquier problema.
> Para inducir el parto, se introduce en la vagina un gel de prostaglandinas. Por regla general, se efectúan tres aplicaciones. Si la dilatación no se pone en marcha, se recurre a la ruptura de la bolsa amniótica (ruptura de la fuente) como consecuencia de la cual se libera una gran cantidad de prostaglandinas, que estimulan las contracciones. Si, después de esta intervención el niño no decide nacer, se administra oxitocina a través de una vía. La oxitocina es una hormona que actúa directamente en el útero, induciéndolo a contraerse con regularidad hasta que el niño nace.
Es necesario recurrir a la cesárea cuando todos los métodos para inducir la dilatación fallan y, al mismo tiempo, se detecta que el niño empieza a dar señales de sufrimiento gracias a los controles que se realizan constantemente en el transcurso de las diferentes intervenciones. La posibilidad de que todos los métodos que estimulan el parto no den ningún resultado es, en cualquier caso, poco frecuente.
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SCST
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XPARTO
Le cuesta salir: qué hacer
Si, después de la salida de la cabeza, no se produce la de los hombros, hablamos de distocia. Conoce todo lo que debes saber al respecto.
> La distocia de hombros propiamente dicha tiene una incidencia que oscila entre el 0.2 y el 2% de los partos vaginales. No obstante, asciende al 10% si se incluyen los casos en los que el intervalo entre la salida de la cabeza y la del resto del cuerpo supera los 60 segundos, o bien requiere la realización de maniobras para agilizar el nacimiento. En raras ocasiones se producen verdaderas emergencias debido a la distocia de hombros.
> Las causas de la distocia son múltiples y pueden estar relacionadas con el tamaño del feto, el desarrollo del embarazo y el propio parto. Cerca del 80% de las distocias se producen con niños de peso muy elevado en el momento de nacer (más de 4 kilos), y ante la presencia de macrosomía fetal (peso superior a la media y con un volumen desproporcionado del tórax y de los hombros respecto a la circunferencia craneal, que suele estar asociada a la diabetes materna).
> Por lo que respecta a las causas relacionadas con la madre, se consideran factores de riesgo, por ejemplo, una presentación anormal de la pelvis (por diámetro o por forma), ya que puede obstaculizar el desarrollo natural del parto, o bien cuando existe una clara desproporción entre el canal del parto y el tamaño del niño.
> Sin embargo, también pueden influir la baja estatura, la edad avanzada, la obesidad previa al embarazo y el excesivo aumento de peso durante los nueve meses. De todos modos, la relación entre estos factores y la situación de distocia de hombro no es indefectible, si bien se trata de elementos que no deben infravalorarse.
> Por lo que se refiere al parto, la distocia se puede ocasionar tanto si el nacimiento se produce de forma muy precipitada como si se da una lenta progresión del feto. Estadísticamente, se ha apreciado que la administración de oxitocina (la hormona que se utiliza para provocar el parto), el recurso del fórceps y una fase activa prolongada (con contracciones regulares y válidas hasta alcanzar la dilatación completa del cuello del útero) suelen asociarse a la presencia de distocia.
SEÑALES DE ALARMA Y PREVENCIÓN
> En la mitad de los casos, la distocia de hombro se produce sin que esté presente ninguno de los factores citados anteriormente. Si las ecografías detectan anomalías en el canal del parto, si el feto es muy grande con respecto a su edad gestacional o, incluso, si se ha diagnosticado (y tratado) diabetes materna y el peso estimado del feto es superior a 4.250 gramos, el médico puede sugerir la realización de una cesárea programada para evitar el riesgo de complicaciones. También se contempla esta posibilidad si la paciente ha sufrido embarazos anteriores con distocia grave. En el resto de los casos, el ginecólogo será quien sepa reconocer a tiempo las posibles señales de alarma durante el parto.
> La prevención de esta complicación se limita a la observación de las normas que todas las futuras mamás deben respetar: controlar su alimentación para evitar un aumento de peso excesivo durante los nueve meses; controlar la glucemia a partir del segundo trimestre para diagnosticar precozmente una posible diabetes gestacional; comprobar el crecimiento del feto por medio de ecografías periódicas y, en los embarazos con diabetes gestacional, valorar con el ginecólogo la posibilidad de adelantar el parto a las 38 semanas con el fin de evitar que el peso excesivo del bebé al nacer pueda obstaculizar el parto.
RIESGOS PARA EL BEBÉ…
> La complicación más frecuente es la fractura de la clavícula, situación que se produce en cerca del 15% de los casos de distocia. Si no ocurre de forma espontánea, el ginecólogo puede decidir provocarla voluntariamente con el objetivo de reducir el tamaño de los hombros y facilitar la salida del bebé.
> En menos del 1% de los casos, se presenta una fractura del húmero. También se puede producir daño en el plexo braquial, compuesto por las raíces espinales (con una incidencia del 5-15%) y, en un porcentaje mínimo, se pueden presentar daños más serios, con afectación neurológica.
…Y PARA LA MAMÁ
> Las complicaciones más comunes se deben a la realización de episiotomías amplias y a los traumatismos provocados por las maniobras efectuadas en el intento de extraer los hombros del feto, que pueden causar desgarres serios en la zona genital.
> Asimismo, en el 11% de los casos, como consecuencia del traumatismo producido en el canal del parto, se produce una hemorragia posparto que requiere tratamientos especiales y la prolongación de la convalecencia de la mamá en el hospital. En cambio, la ruptura del útero es un acontecimiento infrecuente que se produce como consecuencia de la realización de maniobras inadecuadas.
MANIOBRAS QUE SE EFECTÚAN
> Existe un protocolo que hay que seguir en caso de distocia de hombros, y que se corresponde con las siglas HELPERR. Lo primero que el ginecólogo debe hacer es pedir ayuda (H – Help, “ayuda” en inglés) y valorar la conveniencia de practicar una episiotomía (E – Evaluate for episiotomy). El siguiente paso es la realización de la maniobra de Mc Roberts (L – Legs, “piernas”), que consiste en una flexión de las caderas de la madre, de manera que la apertura pélvica aumente y ofrezca al feto una vía de salida más amplia. Si no se obtiene ningún resultado en 30-60 segundos, se pasa a la presión suprapúbica (P – Pressure, “presión”): con las dos manos superpuestas, el ginecólogo presiona para intentar girar el hombro anterior del bebé, procurando no dañar el útero. A continuación, se realizan las maniobras de rotación interna (E – Enter, “entrar”), en el intento de girar al feto y colocarlo en una posición que facilite su salida. Si estas maniobras no funcionan, se pasa a la extracción del brazo posterior (R – Remove the posterior arm). Por último, se puede hacer que la madre se ponga a gatas (R – Roll), lo que permite al ginecólogo extraer primero el hombro posterior.
XPOSPARTOX
Primeros momentos tras el parto
Son momentos mágicos en los que tú y tu bebé empiezan a conocerse y a establecer un vínculo muy especial que los unirá para siempre. Mientras tanto, los profesionales sanitarios cuidan de ustedes mediante una serie de controles.
UNA HORA DESPUÉS
Los cuidados del bebé
> Unos segundos después de su llegada al mundo, los profesionales sanitarios valoran las condiciones de salud del niño: examinan la frecuencia cardiaca y las pulsaciones del cordón umbilical, además de observar el color de la piel, el tono muscular y la respiración para valorar si todo va bien o si el pequeño necesita un poco de ayuda para adaptarse a su nueva vida, y se le asigna la correspondiente puntuación del test de Apgar, un test que expresa el grado de bienestar del bebé.
> Después, se procede al corte del cordón umbilical, una operación que se realiza en un margen de tiempo de entre uno y tres minutos, según lo estimen los padres y los profesionales que asisten al parto. Tras secar rápidamente al bebé, se coloca sobre el abdomen de la mamá, piel con piel, para que puedan reconocerse y favorecer así el vínculo afectivo entre ambos.
Mientras tanto, la mamá…
> La mujer lleva a término la última fase del parto: la expulsión de la placenta. Normalmente, en los 15-30 minutos posteriores al nacimiento del bebé, la mujer siente nuevas contracciones, que provocan el desprendimiento de la placenta del útero y su expulsión. Los especialistas inspeccionan la placenta para comprobar que está entera y que no ha quedado ningún fragmento en la cavidad uterina. Si la placenta se expulsa de forma incompleta, se procede a su extracción manual.
> Una vez expulsada la placenta, el útero se contrae y adopta una forma esférica, llamada “globo de seguridad”, que sirve para prevenir hemorragias. Normalmente, después de la salida de la placenta, se administra oxitocina para favorecer la contracción del útero.
HASTA DOS HORAS DESPUÉS
Los cuidados del bebé
> El bebé se pesa en la misma sala de partos y se le administra una dosis de vitamina K intramuscular para prevenir las hemorragias neonatales, así como gotas antibióticas en los ojos con el fin de excluir el riesgo de infección debida al contacto con bacterias patógenas que puedan estar presentes en las mucosas del canal del parto.
> Mientras tanto, el ginecólogo controla muy bien la temperatura y la coloración del recién nacido, sobre todo en mamás que tienen a su bebé en contacto piel con piel y ayuda a establecer el inicio de la lactancia materna.
> Una vez en planta, el pediatra explora al bebé por primera vez y controla sus reflejos para valorar su normalidad neurológica. Entre otras pruebas de rutina, le realiza la maniobra de Ortolani. Esta maniobra se efectúa manteniendo al bebé boca arriba, con las piernecitas separadas; el médico le eleva las piernas y las hace rotar lentamente hacia el exterior con la finalidad de descartar una posible luxación de cadera.
Mientras tanto, la mamá…
> En la sala de partos, la mamá se mantiene en observación durante un par de horas. Si todo está bien, se traslada a la habitación donde la enfermera controla con frecuencia sus condiciones generales de salud; le toma la presión y comprueba el tono muscular del útero tocando el abdomen. Asimismo, continúa ayudando a la mamá con la lactancia materna. No se efectúan exploraciones vaginales a menos que se produzcan pérdidas de sangre anormales.
LAS 48 HORAS POSTERIORES
Los cuidados del bebé
> En los dos días siguientes, que es la duración media de la estancia hospitalaria después de un parto vaginal, el hospital practica el rooming in, que consiste en que el bebé permanece en la misma habitación de la mamá. El contacto continuo entre la mamá y el bebé en los primeros días es importante para establecer una relación de confianza y para continuar con la lactancia.
> El pediatra explora al pequeño, como mínimo, una vez cada 24 horas y lo pesa para valorar la pérdida de peso fisiológica. Se considera normal si se mantiene por debajo del 10% del peso total.
Mientras tanto, la mamá…
> La mujer es explorada de forma breve una vez al día. Se le toma la presión sanguínea, se controlan las pérdidas de sangre y se valora el estado de contracción del útero. En caso de sospecha de anemia, se le extrae una muestra de sangre para efectuar un análisis.
– Asimismo, se hace un seguimiento de la lactanci, para comprobar si se ha producido la subida de la leche, si el bebé está bien colocado y si se está prendiendo bien al pecho.
¿Y SI EL PARTO ES POR CESÁREA?
> Nada más nacer, el ginecólogo valora la necesidad de aspirar el líquido de sus vías respiratorias con una pequeña sonda, ya que, en ausencia de dilatación, el pequeño no ha estado expuesto a la acción de las hormonas maternas del estrés, que llevan a cabo una acción estimulante de sus pulmones.
> Después, el niño se muestra y se acerca a la mamá mientras el ginecólogo completa la intervención y durante el tiempo que ésta lo permita. No se produce la expulsión de la placenta, puesto que el propio cirujano la extrae después del nacimiento del bebé.
> La mujer que ha dado a luz mediante cesárea recupera la sensibilidad completa de la parte inferior del cuerpo en las 6-7 horas posteriores a la última dosis de analgésico. Sin embargo, normalmente, permanece acostada en la cama durante un día para que pueda tener tiempo de descansar y recuperarse de la intervención. El día después del nacimiento, se le retira la vía (y el catéter, si los profesionales lo consideran oportuno) y, si lo desea, puede levantarse con la ayuda de una persona. Nada le impide ponerse al bebé al pecho desde el primer momento, cuando aún está en la cama. En ausencia de sangrado o de signos de infección, el parche aplicado en el quirófano sobre la incisión de la cesárea no se retira en dos o tres días. Los puntos empleados en la sutura suelen ser reabsorbibles, por lo que no es necesario quitarlos.
> En caso de cesárea, la estancia en el hospital suele durar unos tres días.
XLACTANCIAX
Así encuentra el camino
¿Sabías que el bebé es capaz de encontrar por sí solo el pezón materno y realizar su primera toma? Basta con ponerlo en tu pancita nada más nacer. Veamos cómo lo consigue y todos los beneficios que este proceso tiene.
> Si se apoyan en seguida en la pancita de su mamá, en la sala de partos, todos los recién nacidos son capaces de encontrar solos el pezón, realizando una especie de arrastre (compuesto de impulsos, pataditas y giros) que concluye, en cuestión de media hora o una hora, con la primera toma. En resumen, es el mejor método para iniciar la lactancia materna, precisamente, porque está “escrito” en el comportamiento innato de la especie humana. Sin embargo, el “arrastre hacia el pecho” todavía no se conoce muy bien y solo puede practicarse en los hospitales donde se favorece el contacto inmediato y prolongado, piel con piel, entre la mamá y el bebé durante, al menos, una hora después del nacimiento. No es preciso empujar al bebé hacia el pecho: lo importante es que lo consiga por sí solo.
LA GUÍA DE LOS CINCO SENTIDOS
> Para que el proceso se produzca de la forma más natural posible, es importante que no existan interferencias: basta con secar muy bien al recién nacido y cubrirlo con una sábana o una colcha caliente para que no le dé frío.
> Sin embargo, sus manos tienen que seguir mojadas de líquido amniótico. Esta señal olfativa (además de otras señales sensoriales) guía al pequeño en el recorrido hacia el pecho. Parece ser que el pezón emana un olor similar al del líquido amniótico, en el que el bebé ha permanecido sumergido durante nueve meses. Pero, además, el pezón tiene un sabor, el mismo al que “saben” sus manitas y que el recién nacido reconoce como familiar.
> Asimismo, el cuerpo de la mamá genera otros estímulos a los que el bebé está “programado” para responder y orientarse hacia el pecho. En primer lugar, su cara: en un estado de vigilia tranquila, el bebé mira a la mamá directamente a los ojos, en un juego de miradas muy intenso.
> El “trayecto” hacia el pecho también se ve favorecido por la hormona del amor: la oxitocina. El contacto precoz entre la mamá y el bebé y, a continuación, el acto de succionar, provocan picos de producción de esta hormona, que contribuye a fortalecer el vínculo entre ambos.
LAS VENTAJAS PARA EL NIÑO
> Con la primera toma, el bebé toma el calostro, un concentrado de anticuerpos. Gracias al arrastre, su piel y su intestino empiezan a ser colonizados por bacterias útiles (flora bacteriana) procedentes de la madre, lo que impide el desarrollo de bacterias peligrosas. Se trata de dos acontecimientos que protegen al pequeño de las infecciones, por lo que son beneficiosos para su bienestar.
> Esta estimulación instintiva precoz, que proporciona calor, amor, seguridad y alimento, representa, con toda seguridad, la mejor forma de activar el bonding, es decir, el vínculo entre la mamá y su hijo.
> Los recién nacidos que realizan el arrastre hacia el pecho tienen una mejor termorregulación respecto a los que permanecen en la cuna. Y no solo eso: lloran menos. Un estudio realizado en 1992 reveló que, durante los primeros 25-30 minutos, estos recién nacidos lloran una media de 60 segundos, en lugar de los 1,094 segundos (unos 18 minutos) del resto de los niños.
> En las primeras horas tras el nacimiento, los bebés registran mejores niveles de glucemia y de otros parámetros bioquímicos. Asimismo, el arrastre hacia el pecho favorece un paso más rápido del meconio (las primeras heces) y, por lo tanto, disminuye la ictericia neonatal fisiológica.
> Las probabilidades de éxito de la lactancia aumentan a mediano y largo plazo. Se ha apreciado que los bebés que practican el arrastre se prenden al pecho correctamente.
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Abrazos de bienestar
En cuanto tu bebé nazca, necesitará estar en contacto contigo. Tus abrazos y tus mimos son terapéuticos, pues le aportan tranquilidad y le ayudan a resolver pequeños trastornos.
1 HACER LA DIGESTIÓN
Para conseguir que el pequeño eructe, la mejor posición es la vertical, con la barbilla apoyada sobre el hombro de la madre.
> En esta posición, es importante darle un masaje en la espalda con una mano para poder sujetarlo sin problemas.
2 ALIVIAR LOS CÓLICOS
Para facilitar la eliminación de gases de su pancita, es conveniente agarrarlo boca abajo.
> El aire sale más fácilmente, él se relaja e, incluso, puede llegar a dormirse.
3 SATISFACER SU CURIOSIDAD
Para distraerlo cuando llora o, simplemente, para hacer que se divierta un rato, lo mejor es sostener al pequeño con la espalda apoyada sobre el cuerpo de la madre, de manera que pueda observar el ambiente que lo rodea e, incluso, pueda aprender a reconocerse en el espejo.
> Por otro lado, mirándolo a los ojos, la madre puede reforzar la interacción y el entendimiento con él.
4 CARGARLO CON SEGURIDAD
Cuando desplaces al pequeño, sujétale la cabeza con la mano.
> Evitarás que realice movimientos bruscos, al menos durante los primeros meses.
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