Ya estás en la SEMANA 36
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BEBÉ
En esta semana, tu bebé también empezará a acumular un poco de grasa alrededor de las rodillas y de los codos.
MAMÁ
Puede que notes un aumento del apetito, puesto que el estiramiento del cuello del útero hace que el bebé baje un poco, de manera que la presión sobre el estómago disminuye.
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XPARTOX
¿Cuáles son tus miedos de cara al parto?
A medida que se acerca la fecha señalada, es normal que experimentes ciertos temores relacionados con el momento de dar a luz. He aquí todos los consejos para superarlos.
¿SABRÉ RECONOCER EL MOMENTO DEL PARTO?
Este temor empuja a muchas futuras mamás a acudir a la clínica o al hospital antes de la fecha prevista para el parto.
No tengas miedo porque:
El parto, normalmente, se anuncia con señales muy claras:
> Las contracciones se vuelven regulares: duran unos 40 segundos, con un intervalo de 5-10 minutos, y se presentan durante, al menos, dos horas.
> La ruptura de la fuente, es decir, del saco que contiene el líquido amniótico en el que el niño está sumergido.
> La expulsión del tapón mucoso, la secreción viscosa que indica que el cuello del útero se está modificando.
¿PODRÉ SOPORTAR LAS CONTRACCIONES?
Cada mamá percibe el dolor de forma distinta. A veces, las mujeres que dan a luz con antelación sufren menos que las que tienen un parto después de término porque no han tenido tiempo suficiente para pensar en el dolor. Sin embargo, tampoco es cierto que un parto rápido sea menos doloroso. En este caso, las contracciones suelen ser más fuertes y seguidas. No obstante, también es verdad que un parto muy largo debilita notablemente la resistencia física de la mamá.
No tengas miedo porque:
Tanto la futura mamá como el médico pueden hacer determinadas cosas para aliviar el sufrimiento.
> Por ejemplo, resulta muy útil asistir a un curso de educación maternal o de preparación al parto: conociendo con antelación las etapas del trabajo del parto, los miedos se pueden controlar mejor. En estos cursos, se enseñan técnicas de relajación (training autógeno respiratorio, yoga, hipnosis, etc.) que ayudan al cuerpo y a la mente.
> Antes de que finalice el embarazo, el ginecólogo informa a la mamá sobre la posibilidad de afrontar el parto sin dolor, mediante la administración de las anestesias epidural o espinal, que consisten en la inyección de un líquido anestésico en una zona de la columna vertebral.
¿EMPUJARÉ CORRECTAMENTE?
Este miedo está relacionado con la preocupación de que el niño sufra al pasar por la pelvis o de que se produzcan laceraciones. En ocasiones, también entra en juego un componente psicológico: el miedo a empujar puede estar relacionado con el deseo de huir de las responsabilidades.
No tengas miedo porque:
> Los cursos de educación maternal enseñan a la mujer a empujar, incluso a través de simulaciones del parto.
> A veces, la episiotomía (incisión que se practica en las últimas fases del período expulsivo) evita las laceraciones espontáneas, más difíciles de suturar. Éstas, de todos modos, no tienen por qué afectar ni a la salud ni a la vida sexual de la mujer. Pueden provocar algunas molestias, pero solo durante poco tiempo.
¿LLEGARÉ A TIEMPO AL HOSPITAL?
Si la clínica o el hospital elegidos para dar a luz están lejos de casa, la mujer puede temer no llegar a tiempo y que el bebé nazca en el camino.
No tengas miedo porque:
En general, el parto dura entre seis y ocho horas en el caso del primer hijo, y unas cuatro horas en los siguientes. Por lo tanto, es muy raro que se produzca durante el trayecto a la clínica o al hospital.
¿Y SI FUERA NECESARIO EL FÓRCEPS?
Algunas mamás temen que el parto sea difícil y que el ginecólogo tenga que ayudar al bebé a nacer. Además del fórceps, una técnica que provoca mucho miedo a las mamás es la maniobra de Kristeller. Se trata de una serie de presiones que se hacen sobre el abdomen con el fin de facilitar el descenso del bebé hacia el canal del parto.
No tengas miedo porque:
> Estas intervenciones, que son necesarias cuando los empujones de la madre son insuficientes, tienen la función de acortar el período expulsivo y de aliviar el dolor de la mamá y el cansancio del niño. Además, solo se pueden efectuar si el pequeño está en buenas condiciones de salud. De otra forma, habría que recurrir a una cesárea.
¿TENDRÁN QUE PRACTICARME UNA CESÁREA?
Uno de los temores más extendidos entre las futuras mamás es que sea necesario efectuar una intervención de urgencia, debido, por ejemplo, a un desprendimiento de la placenta. Sin embargo, no hay que tener miedo, porque el personal médico siempre está preparado para esta posibilidad.
No tengas miedo porque:
> Esta intervención se ha perfeccionado a través de los años y las técnicas actuales permiten una extracción rápida del niño, una pronta recuperación física de la madre y un mínimo daño estético. Si lo que preocupa es la anestesia, hay que tener en cuenta que se suele utilizar la espinal o la epidural, que dejan a la mamá despierta y que solo adormecen los centros nerviosos y del dolor de la pelvis y de las piernas.
¿Y SI SE PRODUCE UNA HEMORRAGIA?
Es bastante raro que se produzca una hemorragia durante el parto, pero puede suceder: antes del inicio del trabajo, debido a una placenta previa (demasiado baja) o a un desprendimiento de la placenta, aunque esté correctamente posicionada; después del parto, dentro de las primeras horas, si el útero es poco tónico y tiene, por tanto, dificultades para contraerse.
No tengas miedo porque:
> El personal médico sabe cómo afrontar estas emergencias. Si bien en el primer caso es necesario llegar rápido al hospital para salvaguardar la salud de la mamá y del niño, en el segundo, la mujer aún está en la sala de partos y la hemorragia se puede controlar con mayor facilidad.
¿CONSEGUIRÉ QUERERLO DESDE EL PRINCIPIO?
Incluso después de un embarazo y un parto tranquilos, es posible que la mamá se sienta un poco distanciada de su hijo. El conocimiento del niño “real” requiere algo de tiempo. Y es que la mamá experimenta un sentimiento de orgullo mezclado con un poco de temor: “¿Conseguiré ser una buena madre? ¿Conseguiré entender a mi hijo y mostrarle todo mi amor?”, se suele preguntar la reciente mamá.
No tengas miedo porque:
> En las primeras semanas después del parto, el 80% de las madres se sienten melancólicas e incapaces de estar a la altura de las circunstancias. Sin embargo, estos sentimientos son normales. Una vez en casa con el niño, día tras día, con la ayuda de la pareja y de las personas queridas, la nueva familia encontrará muy pronto su equilibrio. Lo importante es tener paciencia y dedicarse al pequeño para aprender a conocerlo, sin tener demasiadas interferencias externas.
¿Y SI ME TIENEN QUE HACER UNA TRANSFUSIÓN?
En este caso, la mamá suele tener miedo a contagiarse con sangre infectada. La transfusión puede ser necesaria en caso de que se produzca un desprendimiento de la placenta, mientras que es más improbable si la mamá sufre una hemorragia después del parto.
No tengas miedo porque:
La transfusión de sangre es necesaria en tan solo uno de cada mil casos y el riesgo de contaminación prácticamente no existe.
¿MI HIJO NACERÁ SANO?
A pesar de las ecografías y de los exámenes realizados durante el embarazo, la inminencia del parto puede hacer temer a la mamá que el bebé no esté sano. La mujer también puede tener miedo de que el nacimiento haga sufrir al niño.
No tengas miedo porque:
> No hay mamá que no se haga esta pregunta ya desde los primeros meses del embarazo. Sin embargo, las probabilidades de que todo vaya bien son muy elevadas: en el 98% de los casos, el niño nace sano y se adapta rápidamente a las nuevas condiciones de vida.
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Monitorización: en qué consiste
Se trata de un examen no invasivo que se realiza al final del embarazo y tiene como objetivo valorar el estado de salud del pequeño. Te explicamos cómo funciona.
Escuchar el latido de su corazón, amplificado por el aparato con el que se efectúa la cardiotocografía, representa una gran alegría para la futura mamá, que, de este modo, tiene la confirmación en tiempo real del bienestar de su bebé. Así, empieza a saborear el momento en el que pueda tenerlo en brazos. El registro cardiotocográfico, también llamado monitorización, es una prueba sencilla y no invasiva, extremadamente útil para valorar el estado de salud del feto en las últimas semanas del embarazo.
REGISTRA EL RITMO CARDIACO Y LAS CONTRACCIONES
> El cardiotocógrafo, el instrumento utilizado para realizar el examen, dispone de dos sondas que se apoyan en el abdomen de la mujer. La primera es una sonda de ultrasonidos, como la del ecógrafo, y sirve, precisamente, para registrar el latido cardiaco fetal. La persona que efectúa la prueba (el ginecólogo) localiza el punto ideal donde realizarla en función de la posición del niño. El aparato transcribe las variaciones del latido sobre un gráfico, que se imprime en forma de mapa. La segunda sonda sirve para medir la intensidad y la frecuencia de las contracciones uterinas. Se coloca a la altura del fondo del útero y se fija a través de una correa adherida al abdomen. El sensor registra las variaciones de presión de la pared abdominal debidas a las contracciones, que también se transcriben en un gráfico.
> La indicación del bienestar del feto no deriva tanto de la medición instantánea de su ritmo cardiaco como de la observación en el tiempo de las variaciones de la frecuencia cardiaca. Un ritmo totalmente regular y constante no es síntoma de buena salud. Por el contrario, si el niño está bien, su ritmo varía en el transcurso de los minutos.
> Asimismo, se deben estudiar las reacciones del ritmo cardiaco a las contracciones uterinas. Si, coincidiendo con ellas, la frecuencia cardiaca del feto sufre una brusca desaceleración, puede que el bebé esté estresado, un factor que puede generar preocupación si la dilatación todavía se encuentra en una fase inicial. En cambio, al término de la dilatación, es normal que las contracciones más fuertes produzcan alteraciones en el ritmo cardiaco del niño. En este caso, dentro de ciertos límites, se trata de un fenómeno fisiológico.
SI HAY DOS BEBÉS
> Existen aparatos especiales para realizar cardiotocografías capaces de controlar la frecuencia cardiaca de dos fetos de forma simultánea. Están provistos de una sonda para detectar las contracciones uterinas y dos sondas de ultrasonidos para monitorizar el ritmo cardiaco. Las sondas se colocan sobre el abdomen de la futura mamá a la altura de la espalda de los dos gemelos, y el gráfico reproducido por el aparato muestra tres líneas: la de las contracciones y las dos correspondientes al ritmo cardiaco de los bebés.
> En los centros de salud que no disponen de este equipo de monitorización, se utiliza el aparato tradicional, que mide, en primer lugar, el corazón de uno de los fetos y, después, el del otro. Siempre que los fetos sean dos, distinguir el corazón de cada uno de ellos no representa dificultades especiales. La dificultad aumenta en caso de trillizos o más.
DURA MEDIA HORA
> La cardiotocografía puede efectuarse a partir de las 30 semanas de gestación, pero, normalmente, si el embarazo transcurre con normalidad, los ginecólogos la recomiendan a partir de la semana 37. Salvo que existan indicaciones específicas, el examen se repite una vez cada siete días hasta que el parto se desencadene. Cada sesión de monitorización tiene una duración mínima de media hora: el tiempo necesario para valorar las variaciones de la frecuencia cardiaca del feto y detectar cualquier contracción esporádica. Es posible que, en este lapso de tiempo, el niño esté durmiendo y, por lo tanto, la frecuencia resulte más regular y monótona con respecto al estado de vigilia. En estos casos, se espera unos minutos a que el pequeño se despierte, o bien se le intenta despertar mediante un masaje delicado o administrando a la mujer una bebida azucarada (el azúcar tiene un efecto excitante y suele interrumpir el sueño del niño).
> Si el resultado de la prueba es dudoso, el ginecólogo puede prescribir más exámenes, como la ecografía o el ultrasonido Doppler, que permite comprobar el correcto intercambio de oxígeno entre la placenta y el feto.
> Durante la dilatación, la cardiotocografía se suele repetir cada media hora. Sin embargo, si las circunstancias lo requieren, puede ser continua durante todo el parto. Algunos hospitales siguen este protocolo de forma rutinaria para intervenir a tiempo ante la más mínima presencia de señales que hagan sospechar sufrimiento fetal.
SI EL BEBÉ TARDA EN NACER
> La cardiotocografía es especialmente útil cuando el embarazo llega a término y el niño no decide nacer. Superar la fecha prevista de parto comporta algunos riesgos para la salud del bebé, puesto que, a medida que la gestación avanza, se reducen los intercambios de sangre entre el útero y la placenta, es decir, entre el organismo de la mamá y el del feto. Se ha observado que el riesgo aumenta a partir de la semana 41 más 3- 4 días. Por esta razón, a partir de esta fecha, los controles del estado de salud de la gestante y del bebé deben aumentar: en primer lugar, la monitorización del ritmo cardiaco fetal; en segundo lugar, la medición ecográfica del volumen del líquido amniótico y, finalmente, el ultrasonido Doppler para valorar la correcta función de la placenta.
No existen protocolos específicos que establezcan la frecuencia con la que estos exámenes deben repetirse. El médico es quien debe decidir, en función del resultado de las primeras pruebas y del estado de salud general de la futura mamá y del feto. Si el ginecólogo lo considera oportuno, la futura mamá puede ingresar en el hospital, con el fin de realizarle todas estas pruebas varias veces a lo largo del día, hasta la puesta en marcha del parto, ya sea de forma natural o mediante inducción.
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¿Cómo influye el zodíaco en el parto?
¿Sabes que existe relación entre tu signo del zodíaco y la forma en que darás a luz? Lina Abellán Martínez te lo explica tras analizar una muestra representativa de mamás que han dado a luz.
El zodíaco, del griego zoé diakos (rueda de la vida) es como un cinturón imaginario que está marcado por la trayectoria aparente del Sol y de la Luna sobre la bóveda celeste.
Conociendo la astrología, sentí curiosidad por la evolución del parto según el signo zodiacal de la mamá. Si la Luna influye en el parto, podría ser importante analizar el aspecto positivo o negativo de ella en cada carta natal, pues el Sol es muy importante en nuestras vidas.
Tras analizar una muestra de 1,200 partos, 100 de cada signo, obtuve los siguientes resultados. Se trata de un estudio orientativo, por lo que puede haber sorpresas.
ARIES
Dilatación rápida en el 66% de los partos, expulsivo rápido en el 68% y un 10% de cesáreas.
TAURO
Dilatación rápida en el 80% de los partos, expulsivo rápido en el 78% y un 8% de cesáreas.
GÉMINIS
Dilatación rápida en el 64% de los partos, expulsivo rápido en el 64% y un 6% de cesáreas.
CÁNCER
Dilatación rápida en el 64% de los partos, expulsivo rápido en el 70% y un 10% de cesáreas.
LEO
Dilatación rápida en el 70% de los partos, expulsivo rápido en el 76% y un 2% de cesáreas.
VIRGO
Dilatación rápida en el 62% de los partos, expulsivo rápido en el 72% y un 10% de cesáreas.
LIBRA
Dilatación rápida en el 68% de los partos, expulsivo rápido en el 68% y un 2% de cesáreas.
ESCORPIO
Dilatación rápida en el 70% de los partos, expulsivo rápido en el 74% y un 6% de cesáreas.
SAGITARIO
Dilatación rápida en el 58% de los partos, expulsivo rápido en el 66% y un 8% de cesáreas.
CAPRICORNIO
Dilatación rápida en el 70% de los partos, expulsivo rápido en el 74% y un 12% de cesáreas.
ACUARIO
Dilatación rápida en el 66% de los partos, expulsivo rápido en el 74% y un 6% de cesáreas.
PISCIS
Dilatación rápida en el 70% de los partos, expulsivo rápido en el 76% y un 10% de cesáreas.
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Un baño relajante
Seguramente, en los cursos de preparación al parto, también te enseñen los cuidados básicos del bebé, como el ritual del baño. Te lo explicamos, en cuatro sencillos pasos.
1 LOS PREPARATIVOS
> Cuando vayamos a sumergir al pequeño en la bañera, apoyemos su cabeza en el hueco de nuestro brazo, sosteniendo a un mismo tiempo la parte exterior de su hombro con la mano. Pasemos el otro brazo por debajo de sus nalgas y sujetémoslo por un muslo. Sumerjamos al pequeño en el agua, empezando por los pies.
2 PRIMERO, LA CABEZA
> El momento de lavar la cabeza es algo que los niños no suelen agradecer mucho. Para hacerlo sin problemas, mantengamos al pequeño en posición horizontal, apoyando su cabeza en el hueco de nuestro brazo. Después, hay que enjabonársela con delicadeza.
3 EL RESTO DEL CUERPO
> Lavemos el resto del cuerpo con una esponja natural. Limpiemos con mucho cuidado todos los “plieguecitos” de su cuerpo. Es muy importante que no realicemos movimientos bruscos, pues el pequeño podría asustarse y ponerse a llorar.
> Para lavarle la espalda, tomemos al niño por la parte exterior de su hombro, pasando nuestro brazo por delante de su pecho. De este modo, el pequeño se sentirá protegido.
4 POR ÚLTIMO, SECARLO
> Finalmente, saquemos al bebé de la bañera con mucho cuidado, envolviéndolo en una toalla. A continuación, tendamos al pequeño sobre el cambiador y procedamos a secar su piel mediante suaves presiones, sin frotar, prestando especial atención a los pliegues de la piel.
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