Ya estás en la SEMANA 33
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BEBÉ
Tu bebé duerme la mayor parte del tiempo y ya tiene períodos de sueño REM (fase del sueño en la que soñamos). En esta semana, gana unos 2 cm de altura.
MAMÁ
Tu pequeño ya es lo bastante grande como para que sea posible distinguir con qué parte del cuerpo da sus pataditas. Y, si te tocas la pancita, puedes saber dónde tiene la rodilla y el codo.
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XPARTOX
Mitos y verdades sobre el parto
A lo largo del embarazo, seguramente habrás oído algunas creencias relacionadas con el parto; en especial, sobre cómo favorecer su puesta en marcha. Te explicamos qué hay de cierto en algunas de ellas.
En la recta final del embarazo, todas querríamos saber cuándo llegará el momento del parto y, tal vez, encontrar algún recurso para adelantar todo el proceso. ¿Cómo conseguirlo? Para estimular la dilatación, la abuela aconseja renunciar al elevador y subir por las escaleras; la tía sugiere mirar el calendario para averiguar cuál es el próximo día en que habrá luna llena y la amiga “traviesa” te invita a… ¡hacer el amor! Pero ¿qué hay de cierto en estas sugerencias? ¿Son sólo leyendas o tienen alguna base científica?
¿HACER EL AMOR ESTIMULA LAS CONTRACCIONES?
> En efecto. Cuando el embarazo llega a su término, mantener relaciones sexuales, más que estimular el parto, puede favorecer la ruptura de las membranas.
SI EL TAPÓN MUCOSO SE EXPULSA, ¿EL PARTO ES INMINENTE?
El tapón mucoso es una sustancia gelatinosa que cierra el cuello uterino y aísla al útero del ambiente externo.
> Cuando el bebé empieza a presionar con la cabecita, el cuello empieza a dilatarse y es posible que el tapón se expulse. A partir de este momento, pueden transcurrir incluso varios días (7-10) antes de que el niño nazca, como también puede suceder que las contracciones ganen en intensidad poco a poco y pongan en marcha la dilatación.
SI REALIZAS UN ESFUERZO, ¿SE ROMPE LA BOLSA AMNIÓTICA?
> Otra creencia popular es la que asegura que el parto se puede adelantar si se realiza un esfuerzo “extra”, por ejemplo, subiendo y bajando escaleras, dando paseos más largos a paso ligero o dedicándose a limpiar la casa “a fondo”. Efectivamente, las membranas podrían romperse si se realiza un esfuerzo más intenso de lo habitual. Y una vez rota la bolsa, si la dilatación no se pone en marcha en 48-72 horas, el parto debe provocarse mediante la administración de oxitocina. No obstante, si la gestación transcurre sin problemas, se puede desarrollar una moderada actividad física durante los nueve meses y hasta las últimas semanas, y no existe ninguna contraindicación para dedicarse a las labores domésticas habituales.
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Soluciones para el dolor de espalda
Probablemente, a estas alturas del embarazo, sufras alguna molestia o dolor de espalda. Adoptar una postura correcta y practicar un poco de ejercicio te pueden beneficiar para aliviar el dolor. ¡He aquí nuestros consejos!
En muchas ocasiones, se produce de repente, cuando te levantas de la cama o entras en casa con las bolsas de la compra. Esa sensación de pesadez que adviertes desde hace unas semanas se transforma en una aguda punzada en la espalda. Por este motivo, empiezas a moverte con una extremada precaución y lentitud, con el fin de evitar otras contracturas dolorosas. En este caso, los médicos hablan de “lumbalgia gestacional”.
UN TRASTORNO FISIOLÓGICO
A partir del tercer trimestre, el cansancio en la espalda se considera fisiológico. Veamos por qué.
> Normalmente, la columna vertebral no está recta (sus curvas llevan el abdomen y la cabeza hacia delante, y el dorso ligeramente hacia atrás), de manera que el centro de gravedad desciende, lo que permite al cuerpo permanecer de pie sin consumir demasiada energía.
> En cambio, en el embarazo, la situación es muy diferente. Para mantener el equilibrio, la futura mamá tiende a llevar la pancita hacia delante, acentuando la curvatura natural de la parte inferior de la espalda. Esto hace que los músculos abdominales y los paravertebrales, que se encuentran a ambos lados de la columna, estén continuamente contraídos, lo cual provoca un cierto dolor cuando se permanece de pie durante mucho tiempo. A pesar del aumento de elasticidad de los tejidos propio de la gestación, muchas mujeres llegan a sufrir dolores agudos, es decir, lumbalgias propiamente dichas.
> De hecho, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Hong Kong sobre un grupo de mujeres que se encontraban en el octavo mes de embarazo y que sufrían dolor de espalda ha demostrado que la causa del dolor casi nunca debe atribuirse a un problema de las vértebras. La responsable es, en cambio, la flexibilidad de las articulaciones y de los ligamentos de la pelvis y de la región lumbar, inducida, precisamente, por las hormonas del embarazo.
CONSEJOS PARA PREVENIRLO
Para evitar el dolor de espalda, o para hacer que no sea demasiado acusado, solo hay que tomar algunas precauciones.
> Si te es posible, acude a un curso de gimnasia suave o de stretching desde el principio del embarazo, para reforzar los músculos.
> La gimnasia acuática también te puede ir bien. La ausencia de gravedad proporciona alivio a los músculos contraídos y la espalda logra, con los ejercicios adecuados, adoptar posturas relajantes.
> Acostúmbrate a mantener una postura correcta, desplazando la pelvis un poco hacia delante y equilibrando el peso continuamente entre una pierna y otra, sobre todo si te ves obligada a permanecer de pie durante mucho tiempo (en el autobús o cocinando, por ejemplo).
> Intenta practicar algunos ejercicios de forma regular para proteger tu espalda y que puedas hacer tranquilamente en tu casa.
En cambio, para prevenir los tirones repentinos en los músculos de la espalda, es necesario recurrir a unos pequeños trucos:
> Cuando te despiertes. Para levantarte de la cama, en primer lugar, colócate de lado. A continuación, incorpórate haciendo palanca sobre los brazos y pon las piernas en el suelo. Realiza todos los movimientos lentamente, sobre todo si ya tienes una pancita considerable.
> Si estás sentada en el suelo. Para levantarte, gírate hacia un lado, hasta quedarte sentada sobre los talones; a continuación, utiliza únicamente los músculos de los glúteos y de los muslos para ponerte de pie, manteniendo la espalda recta.
> Para levantar peso. Ponte en cuclillas y, manteniendo el peso pegado al cuerpo, elévalo ligeramente, usando los músculos de las piernas.
FÁRMACOS Y TERAPIAS COMPLEMENTARIAS
¿Qué hacer si el dolor ya ha aparecido?
> En el embarazo, es posible tomar algún fármaco antiinflamatorio, aunque siempre bajo control médico.
> No obstante, también se puede afrontar el problema mediante la acupuntura, o bien combinando esta última con un tratamiento farmacológico, con el fin de reducir las dosis. Por lo que respecta a la acupuntura, generalmente, son suficientes cuatro o cinco sesiones (una a la semana o, como máximo, dos). Cada sesión dura de 20 a 30 minutos. Las agujas se introducen en 10 o 12 puntos localizados de la espalda, la pelvis y las piernas, incluida la zona del origen del dolor (a menudo, a la altura de la segunda o la tercera vértebra lumbar o de la zona lumbosacra).
> La acupuntura, además, es útil cuando el dolor es muy agudo. En este caso, la manipulación de las agujas debe ser más intensa, con pequeños movimientos de rotación y de extracción parcial. El tratamiento debe llevarlo a cabo un médico acupuntor experto, ya que hay algunos puntos contraindicados durante el embarazo.
También la quiroterapia puede resultar de gran ayuda. Después de una visita exhaustiva, las manipulaciones vertebrales, sobre todo en la zona lumbosacra, combinadas con la manipulación de las vértebras torácicas y de las extremidades inferiores, pueden constituir una alternativa válida a los fármacos. No obstante, deben ser realizadas por un experto y siempre de manera suave.
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Várices: así puedes combatirlas
La fecha del parto se acerca, la pancita crece, las pequeñas molestias del embarazo aumentan y las piernas son las primeras en sufrirlas. Veamos por qué surgen las várices y qué puedes hacer para prevenirlas.
Durante los meses de embarazo, tu cuerpo produce una cantidad creciente de progesterona, una hormona que tiene la función de hacer más blandos los tejidos del organismo, dejándolos, como consecuencia, más relajados y elásticos. El efecto de la progesterona también afecta a las paredes de las venas, que, a su vez, pierden tono y se dilatan. De este modo, la acumulación de sangre en las venas provoca un estancamiento, sobre todo, en las piernas, donde la presión ejercida es mayor. Este mecanismo por sí solo puede facilitar la formación de várices; venas dilatadas, tortuosas y alargadas. Asimismo, en el tercer trimestre de embarazo, el útero ya ha aumentado notablemente sus dimensiones y oprime los órganos y los vasos sanguíneos más cercanos (los llamados “grandes vasos pélvicos”), obstaculizando el flujo de la sangre venosa de las piernas hacia el corazón. Por esta razón, el riesgo de formación de várices aumenta más durante los últimos meses de embarazo.
A MENUDO, DESAPARECEN POR SÍ SOLAS
> En la mayor parte de los casos, después del primer parto, las várices desaparecen espontáneamente. Con el paso de los meses, el organismo materno recupera el equilibrio que tenía antes del embarazo y, por tanto, dejan de existir las causas que habían originado estas alteraciones estéticas: la cantidad de hormonas se restablece y el útero vuelve a las dimensiones normales.
> En la primera gestación, el problema puede presentarse de manera un tanto leve, pero tiende a acentuarse durante los embarazos siguientes. Por esta razón, los especialistas aconsejan someterse a dos visitas angiológicas desde el primer embarazo, incluso si no existen síntomas evidentes:
- En el primer trimestre, para valorar la posible predisposición de la futura madre al trastorno y prevenir o, al menos, limitar la aparición de várices.
- En el tercer trimestre, para valorar la entidad del trastorno y tratarlo de la manera más apropiada. Es importante prevenir algunas complicaciones, debidas, en general, al estancamiento y, por tanto, a la coagulación de la sangre en el interior de los vasos sanguíneos. Entre ambas visitas, el angiólogo controlará si la embarazada tiene problemas de circulación o características corporales (pies planos, valgos u otros) que puedan entorpecer y favorecer la aparición de várices. En caso afirmativo, aconsejará una visita al especialista correspondiente.
CONSEJOS PARA COMBATIRLAS
> Para prevenir y curar las várices, son muy útiles las medias elásticas de 140 dins (el din es una medida del tejido que indica la trama y, por tanto, el espesor de la media). Este tipo de medias deberían ponerse en cualquier período del año y con mayor razón en verano, cuando la elevada temperatura favorece la relajación de los vasos sanguíneos y, por tanto, aumenta el riesgo de aparición de várices. Las medias elásticas que comprimen las piernas, compensando, así, desde el exterior, la presión ejercida por la sangre en el interior de las venas, impiden la dilatación de las paredes venosas y la acumulación de sangre en los puntos de mayor riesgo (es decir, los tobillos y la parte inferior de las piernas).
> En los casos más serios, el problema también puede ser tratado con fármacos específicos a base de heparina cálcica. Esta sustancia no es peligrosa ni para la mamá ni para el niño y, puesto que es un anticoagulante, previene el riesgo de trombosis, es decir, de oclusión de las venas. Sin embargo, solo deberían ser utilizados bajo estricto control médico.
> Una alimentación equilibrada, no sobrecargada de dulces ni de grasas, y ejercicio físico diario también contribuyen a prevenir las várices y las alteraciones estéticas de esta naturaleza. Para favorecer la circulación de la sangre, la futura mamá puede hacer cada día media hora de natación, un kilómetro de paseo o una hora de gimnasia ligera o de ejercicios gimnásticos en el agua.
> También es fundamental mantener el peso bajo control: no se debería superar en todo el embarazo el peso aconsejado por el ginecólogo.
ALGUNAS MAMÁS TIENEN MAYOR RIESGO
El problema de las várices no se debe a una sola causa, sino a un conjunto de factores que favorecen su aparición (los llamados “factores de riesgo”). En la práctica, algunas mujeres están más predispuestas que otras a sufrir várices. Precisamente, los riesgos aumentan si:
> En la familia ya hay alguien (hombre o mujer) que ha tenido este problema: la futura mamá puede tener, por tanto, predisposición al trastorno.
> La embarazada tiene sobrepeso: un peso excesivo obstaculiza la circulación sanguínea.
La futura mamá lleva una vida sedentaria o tiene un trabajo que la obliga a estar de pie durante muchas horas al día. La prolongada posición erguida impide el retorno de la sangre venosa de la periferia del cuerpo hacia el corazón y favorece el estancamiento de ésta en las piernas. Entre las categorías “de mayor riesgo”, se encuentran las vendedoras y meseras.
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Hipertensión: síntomas y remedios
La hipertensión, bastante frecuente en el embarazo, necesita un cuidado especial. De hecho, podría ser una señal de patologías más peligrosas, como la preeclampsia y la eclampsia. Veamos cómo mantener la presión bajo control.
El nivel de la presión sanguínea es uno de los indicadores más importantes del estado de salud en el embarazo y, sin embargo, no se controla lo suficiente. La presión arterial durante el embarazo debería controlarse con frecuencia, incluso cuando no se han tenido problemas con anterioridad. Los cambios físicos relacionados con esta etapa pueden alterar los valores de la presión sin previo aviso, lo que puede llegar a provocar complicaciones serias. En el fondo, es sencillo: solo hay que comprobar la presión de forma regular.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR HIPERTENSIÓN?
Una persona hipertensa es una persona que demuestra, al menos en dos ocasiones, una presión máxima (sistólica) de 140 mmHg o una presión mínima (diastólica) de 90 mmHg.
> A pesar de ser bastante frecuente, la hipertensión en el embarazo necesita una atención especial porque puede ser síntoma de otras patologías. En este sentido, las formas más peligrosas son las que están relacionadas con la preeclampsia y la eclampsia, patologías serias que, si no se tratan de forma adecuada, pueden provocar consecuencias tanto para la mamá como para el feto. Si aparecieran estas patologías, el ginecólogo será el único en poder expresarse sobre el tratamiento más oportuno. Sin embargo, muchas veces, la hipertensión durante el embarazo tiene otras causas, y para tener bajo control la situación es suficiente con alimentarse de forma adecuada.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
Si la presión alta en el embarazo es leve o moderada, los síntomas pueden ser inexistentes, por lo que solo con el control constante es posible identificar el problema.
> En cualquier caso, cuando aparecen trastornos, como dolor de cabeza, molestias visuales (“moscas voladoras”), zumbidos, dolor en la boca del estómago, reducción de la diuresis y edema o hinchazón, junto con un considerable aumento de peso, es preciso informar al médico inmediatamente, ya que podría tratarse de preeclampsia, caracterizada, además de por la presión alta, por la presencia de proteínas en la orina.
> Asimismo, el dolor de estómago puede ser engañoso y confundirse con gastritis, que es un trastorno más bien frecuente hacia el final del embarazo. En realidad, se trata de un dolor debido al edema, que también afecta a los órganos internos, sobre todo, al hígado.
REGLAS PARA LA PREVENCIÓN
> Reduce el consumo de sal. El sodio facilita la retención de líquidos y provoca un aumento del volumen sanguíneo que favorece el estado de hipertensión y dificulta el trabajo del corazón. Es útil quitar la sal de la mesa, pero también hay que limitar el uso de alimentos naturalmente ricos en sal.
> No exageres con el uso de conservas.
> Lee las etiquetas de los alimentos procesados (muchos aditivos contienen sodio, como el glutamato monosódico, el nitrato, el nitrito, el citrato, el sorbato de sodio).
> Limita el consumo de quesos salados (como el feta o algunos quesos de cabra).
> Evita el uso de condimentos ricos en sodio (cubos de caldo, salsa de soya, catsup, mostaza).
> Compra los productos que contienen menos sal (tostaditas hiposódicas, pan sin sal).
> Evita los tentempiés salados, por ejemplo, papas fritas y palomitas de maíz.
> Usa hierbas aromáticas y especias en lugar de la sal. Para que las comidas tengan un sabor más intenso, puedes usar tu imaginación utilizando especias como orégano, tomillo o romero. Si no quieres renunciar al sabor de la sal, puedes usar la sal dietética hiposódica, creada para las personas que sufren hipertensión.
> Controla las calorías: muchas veces, la hipertensión se debe a un exceso de peso corpóreo.
> No exageres con las grasas, y sobre todo con las grasas animales, como la mantequilla. Esta precaución es útil también para reducir el colesterol que, actuando en las paredes de las arterias, empeora la condición de hipertensión.
> Come muchas verduras: la mayoría de los productos de la huerta son ricos en potasio, que tiene una acción contrastante para el sodio y ayuda a tener bajo control la presión. Además, las fibras contenidas en estos alimentos obstaculizan la absorción intestinal de colesterol.
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Training autógeno respiratorio en 10 pasos
¿Conoces esta técnica? Seguramente te será muy útil para prepararte de cara al parto, pues te ayudará a controlar las tensiones, a relajarte y a vivir más serenamente el nacimiento de tu bebé.
1 EN QUÉ CONSISTE
El training autógeno respiratorio, originario de Rusia, no se ideó en un principio como técnica de relajación para las parturientas, sino como un método para combatir los efectos negativos del estrés.
> No obstante, hace unos años, la técnica fue adoptada en los cursos de preparación al parto. ¿La finalidad? Enseñar a las embarazadas a controlar la angustia y el miedo antes, durante y después del parto. Hoy en día, la mayoría de los cursos de preparación al parto incluye lecciones de training autógeno.
> Esta técnica consiste en intentar visualizar todos los músculos del propio cuerpo, localizar los que están más contraídos a causa de la tensión nerviosa y aprender a destensarlos.
> La respiración desempeña un papel fundamental durante el proceso de relajación: debe ser regular, lenta y profunda. El paso del tiempo y el ejercicio hacen que este procedimiento sea cada vez más automático, hasta que se activa de forma autónoma y espontánea, en las situaciones más estresantes.
2 PARA QUÉ SIRVE
El training autógeno respiratorio no es una varita mágica que hace desaparecer el dolor o la angustia, aunque ayuda a controlarlos. Lo que nos permite es afrontar los problemas y dificultades con mayor serenidad.
> Cuando estamos preocupados, tendemos a tensar los músculos de la espalda, del cuello y del abdomen. El resultado es una serie de malestares psicosomáticos: dolor de espalda, dolor de cabeza, trastornos intestinales, etc.
> Esta técnica no es capaz de resolver los problemas que generan nuestras preocupaciones, pero, al menos, evita que nos sintamos mal a causa de la angustia. Como consecuencia, nos ayuda a afrontar mejor las dificultades.
3 VENTAJAS PARA EL ORGANISMO
El 40% del dolor que la mujer experimenta durante el parto se debe a la ansiedad que le produce la situación que está viviendo, al temor de no conseguirlo y al miedo al dolor. Se origina, así, un círculo vicioso.
> Pongamos un ejemplo: la tensión nerviosa empuja a la parturienta a contraer los músculos del suelo pélvico, cuando lo que debe hacer es precisamente todo lo contrario. Los músculos deben estar relajados para facilitar el paso del niño y acelerar el nacimiento.
> El training autógeno reduce el componente psicológico del dolor, de manera que puede abreviar la fase expulsiva del parto. Sin embargo, no lo elimina completamente. Sobre este punto hay que ser claros con el fin de no crear falsas expectativas que puedan generar sentimientos de desilusión y frustración.
4 BENEFICIOS PARA LA MENTE
Una vez aprendido, el training autógeno respiratorio es un recurso muy útil para toda la vida.
> La mujer que aprenda a controlar el miedo y la angustia con la ayuda de este método afrontará con serenidad sus futuras tareas de mamá. No se agitará cuando el niño llore por la noche, cuando no se encuentre bien o se muestre caprichoso, y sabrá reaccionar con energía frente a los pequeños obstáculos cotidianos.
> Las experiencias estresantes de la vida cotidiana se hacen más llevaderas con la práctica del training autógeno. Con este método, se aprende a tener un mayor control sobre uno mismo y a ganar confianza en las propias capacidades. En consecuencia, es necesario presentar esta técnica a las futuras mamás no solo como un instrumento útil de cara al parto, sino también como una herramienta muy valiosa para su propia experiencia vital.
5 UNA LECCIÓN IDEAL
Una lección de training autógeno respiratorio, dedicado a las futuras mamás, dura más o menos una hora, y la suele impartir una persona con una preparación específica, como un psicólogo.
> El encuentro debe desarrollarse en un ambiente tranquilo, sin ruidos ni fuentes de distracción. Al comienzo, la conductora explica el ejercicio: hay que visualizar primero un grupo de músculos específico (los de las piernas, por ejemplo), y relajarlos uno a uno, respirando lentamente de forma profunda. Entonces, las futuras mamás ponen en práctica el ejercicio, guiadas por la voz tranquila de la conductora. A veces, alguna se duerme: es un hecho totalmente normal.
> Terminado el ejercicio, todas permanecen en silencio durante algunos minutos. Después, se mueven un poco para despertar los músculos, y repiten el mismo ejercicio desde el principio.
> Los futuros papás pueden asistir también a las lecciones, pues les ayudarán a compartir y comprender mejor el estado de ánimo de su pareja y les aportarán grandes beneficios, en un momento tan importante para ellos.
6 DURACIÓN DEL CURSO
La duración recomendada del curso representa el único posible inconveniente del training autógeno respiratorio.
> Es una técnica que no se aprende con solo una hora de lección a la semana durante pocos meses, como suele ocurrir en los cursos de preparación al parto. Nueve de cada diez mamás que aprenden training autógeno de esta forma no consiguen poner en práctica las enseñanzas recibidas en el momento del parto.
> La duración ideal de un curso de training autógeno es de un año. Por tanto, la preparación debería empezar antes del inicio del embarazo, cuando la mujer decide tener un hijo, y continuar después del parto, para apoyar a la reciente mamá en las tareas cotidianas más cansadas.
7 CÓMO SE APLICA
Si la futura mamá ha hecho mucho ejercicio y ha aprendido a desarrollar una especie de reacción automática a las situaciones estresantes, en el momento del parto, lo pondrá en práctica de forma espontánea: controlará la respiración y relajará todos los músculos que participan directamente en el proceso de expulsión.
> Sin embargo, es importante recordar una cosa: aunque una mujer esté preparada, no puede prever lo que le sucederá durante el trabajo del parto si no lo ha pasado, porque el parto es una experiencia verdaderamente única e indescriptible. Por tanto, la parturienta no debe hacerse la ilusión de que las técnicas aprendidas funcionen a la perfección, porque, si no consigue aplicarlas, su sentimiento de frustración agravará el dolor y la angustia.
> En este sentido, los especialistas deben ser muy claros desde el principio con las futuras mamás: el training autógeno no es un remedio mágico que resuelve los problemas, sino que ayuda en mayor o menor medida, según el carácter y la preparación de cada una.
8 PROS Y CONTRAS
El training autógeno respiratorio es una práctica habitual en los cursos de educación maternal, por numerosos motivos:
> Es una técnica que cualquier persona puede aprender y no requiere instrumentos o ambientes particulares (como la epidural o el parto en el agua). Además, resulta económica y permanece en el patrimonio de recursos propios para siempre una vez aprendida, por lo que no requiere cursos de actualización.
> Su utilidad no solo se limita al parto: el training autógeno ayuda también a la futura mamá a afrontar los cambios profundos que conlleva el nacimiento de un hijo.
> El punto débil de esta técnica es, quizá, la necesidad de practicarlo durante un tiempo prolongado y asiduamente. Además, sus resultados no son inmediatos y tampoco están garantizados. No es un método adecuado cuando la futura mamá busca un parto sin dolor. En este caso, es mejor recurrir a otras soluciones, como la epidural.
9 CÓMO PRACTICARLO EN CASA
Ya hemos dicho antes que una hora a la semana no es suficiente para aprender la técnica del training autógeno.
> Por tanto, se debe practicar el máximo tiempo posible también en casa, repitiendo los ejercicios aprendidos en la lección. Es mejor hacerlo en una habitación tranquila y, después, ponerlos en práctica durante el día, en las situaciones de estrés. Solo de esta forma, la futura mamá obtendrá resultados positivos.
10 ADVERTENCIAS
La práctica de esta técnica, de la cual no se han descrito contraindicaciones, puede beneficiar a todo el mundo.
> Sin embargo, las personas muy sensibles y receptivas pueden involucrarse demasiado y perder la conciencia durante los ejercicios. Esto sucede muy raras veces y no hay nada que temer, aunque la experiencia sea desagradable y asuste a quien la viva. En estos casos, conviene abandonar esta práctica y buscar otro método de relajación.
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