Semana 25

Portada 25

Ya estás en la SEMANA 25

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BEBÉ

Continúa la osificación y el desarrollo del oído ya se ha completado: tu pequeño oye las voces, además de los ruidos fuertes.

MAMÁ

Tu útero ya es tan grande como una pelota de rugby y empieza a presionar sobre los huesos de la pelvis, que, junto con la espalda, pueden empezar a causarte un poco de dolor.

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Los miedos más frecuentes de las mamás

Estás en la semana 25, el parto está cada vez más cerca y es normal que te asalten ciertos temores relacionados con ese momento. Te ofrecemos muchos consejos para afrontar los miedos más comunes sobre el parto.

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¿SABRÉ RECONOCER EL INICIO DEL PARTO?
Este temor empuja a muchas futuras mamás a acudir a la clínica o al hospital antes de la fecha prevista para el parto.

No tengas miedo, pues normalmente el parto se anuncia con señales muy claras:

> Las contracciones se vuelven regulares: duran unos 40 segundos, con un intervalo de 5-10 minutos, y se presentan durante, al menos, dos horas.

> La ruptura de la fuente, es decir, del saco que contiene el líquido amniótico en el que el niño está sumergido.

> La expulsión del tapón mucoso, la secreción viscosa que indica que el cuello del útero se está modificando.

¿PODRÉ SOPORTAR LAS CONTRACCIONES?
Este es uno de los temores más frecuentes de las mamás primerizas, sobre todo, de las que han escuchado historias alarmantes de parientes o amigas. En cualquier caso, cada mamá percibe el dolor de forma distinta. A veces, las mujeres que dan a luz con antelación sufren menos que las que tienen un parto después de término, porque no han tenido tiempo suficiente para pensar en el dolor. Sin embargo, tampoco es cierto que un parto rápido sea menos doloroso. En este caso, las contracciones suelen ser más fuertes y seguidas. No obstante, también es verdad que un parto muy largo debilita notablemente la resistencia física de la mamá.

No tengas miedo, ya que tanto tú como el médico pueden hacer determinadas cosas para aliviar el sufrimiento.

> Por ejemplo, resulta muy útil asistir a un curso de educación maternal o de preparación al parto: conociendo con antelación las etapas del trabajo del parto, los miedos se pueden controlar mejor. En estos cursos se enseñan técnicas de relajación (training autógeno respiratorio, yoga, hipnosis, etc.) que ayudan al cuerpo y a la mente.

> Antes de que finalice el embarazo, el obstetra informa a la mamá sobre la posibilidad de afrontar el parto sin dolor, mediante la administración de las anestesias epidural o espinal, que consisten en la inyección de un líquido anestésico en una zona de la columna vertebral.

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¿EMPUJARÉ CORRECTAMENTE?
Este miedo está relacionado con la preocupación de que el niño sufra al pasar por la pelvis o de que se produzcan laceraciones. En ocasiones, también entra en juego un componente psicológico: el miedo a empujar puede estar relacionado con el deseo de huir de las responsabilidades.

No tengas miedo porque los cursos de educación maternal enseñan a la mujer a empujar, incluso a través de simulaciones del parto.

> El trabajo del personal médico en la sala de partos también consiste en ofrecer apoyo psicológico a la mamá.

> A veces, la episiotomía (incisión que se practica en las últimas fases del período expulsivo) evita las laceraciones espontáneas, más difíciles de suturar. Éstas, de todos modos, no tienen por qué afectar ni la salud ni la vida sexual de la mujer. Pueden provocar algunas molestias, pero solo durante poco tiempo.

¿LLEGARÉ A TIEMPO AL HOSPITAL?
Si la clínica o el hospital elegidos para dar a luz están lejos de casa, la mujer puede temer no llegar a tiempo y que el bebé nazca de camino.

No tengas miedo porque, en general, el parto dura entre seis y ocho horas en el caso del primer hijo, y unas cuatro horas en los siguientes. Por lo tanto, es muy raro que se produzca durante el trayecto a la clínica o al hospital.

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¿TENDRÁN QUE PRACTICARME UNA CESÁREA?
Uno de los temores más extendidos entre las futuras mamás es que sea necesario efectuar una intervención de urgencia, debido, por ejemplo, a un desprendimiento de la placenta. Sin embargo, no hay que tener miedo; el personal médico siempre está preparado para esta posibilidad.

No tengas miedo, esta intervención se ha perfeccionado a través de los años y las técnicas actuales permiten una extracción rápida del niño, una pronta recuperación física de la madre y un mínimo daño estético. Si lo que preocupa es la anestesia, hay que tener en cuenta que se suele utilizar la espinal o la epidural, que dejan a la mamá despierta y que solo adormecen los centros nerviosos y del dolor de la pelvis y de las piernas.

¿Y SI SE PRODUCE UNA HEMORRAGIA?
Es bastante raro que se produzca una hemorragia durante el parto, pero puede suceder antes del inicio del trabajo debido a una placenta previa (demasiado baja) o a un desprendimiento de la placenta, aunque esté correctamente posicionada; o después del parto, dentro de las primeras horas, si el útero es poco tónico y tiene, por tanto, dificultades para contraerse.

No tengas miedo porque el personal médico sabe cómo afrontar estas emergencias. Si bien en el primer caso es necesario llegar rápido al hospital con el fin de salvaguardar la salud de la mamá y del niño, en el segundo, la mujer aún está en la sala de partos y la hemorragia se puede controlar con mayor facilidad.

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¿CONSEGUIRÉ QUERERLO DESDE EL PRINCIPIO?
Incluso después de un embarazo y un parto tranquilos, es posible que la mamá se sienta un poco distanciada de su hijo. El conocimiento del niño “real” requiere algo de tiempo. Y es que la mamá experimenta un sentimiento de orgullo mezclado con un poco de temor: “¿Conseguiré ser una buena madre? ¿Conseguiré entender a mi hijo y mostrarle todo mi amor?”, se suele preguntar la reciente mamá.

No tengas miedo, ya que en las primeras semanas después del parto, el 80% de las madres se sienten melancólicas e incapaces de estar a la altura de las circunstancias. Sin embargo, estos sentimientos son normales. Una vez en casa con el niño, día tras día, con la ayuda de la pareja y de las personas queridas, la nueva familia encontrará muy pronto su equilibrio. Lo importante es tener paciencia y dedicarse al pequeño para aprender a conocerlo, sin tener demasiadas interferencias externas.

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¿Y SI ME TIENEN QUE HACER UNA TRANSFUSIÓN?
En este caso, la mamá suele tener miedo a contagiarse con sangre infectada. La transfusión puede ser necesaria en caso de que se produzca un desprendimiento de la placenta, mientras que es más improbable si la mamá sufre una hemorragia después del parto.

No tengas miedo: la transfusión de sangre es necesaria en tan solo uno de cada mil casos y el riesgo de contaminación prácticamente no existe.

¿MI HIJO NACERÁ SANO?
A pesar de las ecografías y de los exámenes realizados durante el embarazo, la inminencia del parto puede hace temer a la mamá que el bebé no esté sano. La mujer también puede tener miedo de que el nacimiento haga sufrir al niño.

No tengas miedo: no hay mamá que no se haga esta pregunta ya desde los primeros meses del embarazo. Sin embargo, las probabilidades de que todo vaya bien son muy elevadas: en el 98% de los casos, el niño nace sano y se adapta rápidamente a las nuevas condiciones de vida.

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Combate el insomnio

¿Tus noches son un poco agitadas y te despiertas antes de lo que quisieras? ¿Estás cansada, pero te cuesta conciliar el sueño? Así puedes resolver el problema.

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Cada noche está compuesta de 4-5 ciclos de sueño; el primero de ellos, de una duración de 90 minutos, y el resto, cada vez más breves, durante los cuales se alternan fases no REM (en las que el descanso pasa de ser ligero a ser gradualmente más profundo) y REM (en las que se sueña). Solo la correcta sucesión entre estas fases hace que el sueño sea normal y reparador, cosa que no siempre ocurre durante el primer y el tercer trimestre. Al principio, los cambios hormonales que caracterizan al embarazo son los causantes de la alteración del sueño. Sobre todo, aumenta la producción de progesterona, que debe preparar al útero para la implantación del embrión y su mantenimiento en el embarazo. Si, por un lado, este hecho puede provocar somnolencia de día, por otro lado, contribuye a aumentar la temperatura corporal de la mujer, cosa que, al contrario de lo que se podría pensar, obstaculiza el sueño. Asimismo, se ha demostrado que la duración de la fase de sueño REM se acorta, cosa que ya de por sí empeora el descanso y, en consecuencia, inquieta y estresa a la futura mamá.

> A partir de los 5-6 meses, también entra en juego el peso de la pancita. Al aumentar de tamaño, el útero comprime los distintos órganos, como el estómago y la vejiga, provocando despertares repentinos debidos a una sensación de aplastamiento, al reflujo gastroesofágico y a la imperiosa necesidad de ir al baño para hacer pipí. Además, encontrar una posición cómoda para dormir puede resultar más difícil. La ansiedad debida a la conciencia de convertirse en madre y los movimientos del niño también ponen de su parte. A partir de los 6-7 meses, la mujer se puede despertar debido al miedo al parto o a los movimientos del feto, muy activo durante las horas nocturnas para preparar a la futura mamá para la lactancia. Diferentes estudios han puesto de manifiesto que, en los últimos meses, la mamá tiende a despertarse a las mismas horas en las que el pequeño reclamará sus tomas.

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HÁBITOS BENEFICIOSOS
> Irse a dormir y despertarse siempre a la misma hora ayuda a encontrar el ritmo personal de sueño y vigilia.
También es importante aprender a escuchar las señales de cansancio que envía nuestro reloj interno, invocando a lo que los especialistas denominan la puerta del sueño. Se trata de un momento preciso, normalmente entre las 22:30 y las 00:00, en el que estamos más predispuestos a dormir.

> El ambiente debe favorecer un descanso, así que deberíamos eliminar de la habitación todas las fuentes que perturben el sueño, como luces, ruidos y aparatos como la televisión o la computadora. La temperatura de la habitación debe ser adecuada, entre 18 y 21 grados; el calor excesivo influye negativamente en el descanso. Por esta razón, no es aconsejable darse un baño caliente inmediatamente antes de ir a la cama, sino un par de horas antes, para poder iniciar todos los rituales relajantes (como leer un libro, ver una película o hacer unos ejercicios de respiración) que nos permitan finalizar la jornada de la mejor manera. El número mínimo de horas para un buen descanso es subjetivo y depende de la edad: para las mujeres de entre 25 y 40 años, es de alrededor de 7-8 horas, pero, en el embarazo, el organismo puede necesitar entre una y dos horas más.

> Una vez despierta, es mejor no quedarse en la cama durante más tiempo: quedarse entre las sábanas solo puede empeorar la situación, contribuyendo a alterar el ritmo circadiano (el reloj biológico interno), que regula la alternancia entre sueño y vigilia. Si se advierte somnolencia durante el día, se puede realizar una pequeña siesta después de comer, pero no más de 20 minutos.

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LA COMIDA TAMBIÉN INFLUYE
> Hay que evitar las cenas abundantes e hipercalóricas que ralentizan la digestión, y evitar las sustancias excitantes,
como el café y el té, o las bebidas de cola. El chocolate, las bebidas alcohólicas o el vino: en el caso de los dos últimos, además de estar contraindicados en el embarazo, si bien relajan al principio, después alteran el sueño.

> La carne de cerdo, los embutidos y los quesos curados deberían evitarse. No solo provocan sed, sino que contienen tiramina, una sustancia que produce norepinefrina en el cerebro, una molécula que es estimulante del sistema nervioso. Es preferible consumir una cena ligera a base de pan, pasta, arroz, pavo, pollo, atún, cecina y legumbres, alimentos que contienen triptófano, un aminoácido que estimula la producción de serotonina (favorece la relajación y ayuda a conciliar el sueño); así como pescado y nueces, ricas en vitamina B y magnesio, también alimentos muy valiosos para combatir el insomnio.


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¡Respira!

¿Sabías que respirar bien, de forma consciente, aporta importantes beneficios a la mamá y al bebé? Aprende a hacerlo con la sencilla tabla de ejercicios que te proponemos.

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La respiración es un acto automático en el que pocas veces nos paramos a pensar. Sin embargo, si se hace bien y de forma consciente, aporta muchos beneficios. Siempre. Sobre todo, durante el embarazo. Solo hay que pensar que un adulto emplea, de media, únicamente el 30% de su capacidad pulmonar, mientras que los niños pueden llegar casi al 100%. Es difícil volver a respirar plenamente, pero, con un poco de entrenamiento, se pueden obtener grandes mejoras; incluso ahora, que estás esperando un hijo.

¡PRACTICA!
> Para potenciar las funciones de la respiración, existen ejercicios específicos adecuados para todas las futuras mamás
en cualquier época del embarazo. Para realizarlos, se debe escoger un lugar tranquilo, acostarse en un tapete de yoga o en el sofá, boca arriba o de lado, incluso sentada. Lo importante es sentirse cómoda. No es obligatorio, pero realizar los ejercicios con los ojos cerrados siempre ayuda. De esta manera, es más fácil “desconectar” la mente y favorecer el contacto con el mundo interior propio.

> Un consejo: no es necesario intentar realizar respiraciones profundas desde el primer momento, puesto que los pulmones no están acostumbrados. Sería como regar mucho una planta casi seca. La planta debe regarse poco a poco para que absorba cada vez más agua, de forma gradual. Algunos alvéolos pulmonares se han vuelto tan perezosos que no se pueden llenar de aire desde el principio, así que necesitan un poco de entrenamiento.

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EJERCICIO 1
RESPIRACIÓN CONSCIENTE

Con los ojos cerrados, empieza escuchando todos los sonidos que te rodean. Después, desplaza la atención al cuerpo, de abajo hacia arriba, recorriéndolo con la mente zona a zona, sin intentar relajarlo a toda costa; por último, observa tu respiración, sin forzarla. Después de tomar contacto, empieza a respirar de forma consciente. La respiración empieza a hacerse camino, cada vez más larga, como si fueran olas del mar que van y vienen. Cuando estés más distendida, con calma, vuelve a abrir los ojos y recupera el ritmo normal de la respiración.
> Beneficios: aumenta la conciencia respiratoria, recarga y relaja.

EJERCICIO 2
RESPIRACIÓN TORÁCICA Y CLAVICULAR
Empieza como en el primer ejercicio, centrando la atención en el ambiente y en tu cuerpo. Después, en el momento de la respiración, apoya una mano en el tórax, ligeramente por encima del pecho: inspirando, dirige el aire sólo a la zona torácica y, a continuación, espira, desinflando sólo la zona torácica. Después de realizar algunas respiraciones, efectúa una pausa en la que apoyarás las manos sobre las piernas, con las palmas hacia arriba, y respira normalmente. Después de unos segundos de relajación, apoya la mano más arriba, a la altura de las clavículas, dirigiendo el aire para que la parte más alta de los pulmones se hinche y se deshinche, dejando el tórax lo más quieto posible. Después de realizar algunas respiraciones claviculares, relájate. Este ejercicio también comprende la respiración abdominal, pero, durante el embarazo, es preferible no trabajar con la “cuna del bebé”.

> Beneficios: aumenta la capacidad pulmonar.

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EJERCICIO 3
RESPIRACIÓN YÓGUICA COMPLETA
Después de concentrar la atención en el ambiente y en el cuerpo, como en el primer ejercicio, continúa con la respiración yóguica completa: inspirando, se hincha primero la zona torácica y, después, también la clavicular; espirando, se vacían ambas zonas por completo.
> Beneficios: aumenta la capacidad de mantener la mente en el momento presente, además de recargar y purificar profundamente.

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Ardor de estómago: remedios eficaces

Se trata de un trastorno muy frecuente que afecta a 7 de cada 10 embarazadas. Si tú también lo sufres, toma nota de nuestros consejos para combatirlo.

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Aparece de repente y puede durar desde pocos minutos hasta algunas horas. Y no solo eso: este trastorno tiene una intensidad variable y puede presentarse por etapas durante todo el embarazo. La causa del ardor, que se presenta sobre todo en ayunas, es la subida de jugos gástricos desde el estómago hacia el esófago. Los jugos gástricos contienen ácido clorhídrico y secreciones digestivas “agresivas”, como la pepsina, que, si entran en contacto con la mucosa del esófago, la irritan, dando la sensación de que se ha vertido algo corrosivo sobre ellas. Entonces, se origina un fuerte ardor.

> El trastorno se define, en términos médicos, como reflujo gastroesofágico. El responsable de la subida del contenido ácido del estómago hacia la garganta es el cardias, un anillo muscular (válvula) que suele estar cerrado. Sin embargo, durante la gestación, tiende a abrirse con más facilidad. El cardias “cede” de vez en cuando por distintos motivos, que varían según la fase del embarazo: durante el primer trimestre, se debe a la alta tasa de progesterona, una de las hormonas que el organismo produce después de la concepción. Esta hormona circula por la sangre y contribuye a relajar toda la musculatura de las vísceras y, por lo tanto, también del cardias, haciendo que ceda más fácilmente. Sin embargo, con el paso de las semanas, el trastorno depende de la compresión mecánica que ejerce el útero engrosado, que presiona hacia arriba, es decir, hacia el estómago, provocando el mismo resultado.

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CÓMO PREVENIRLO
Algunas estrategias pueden atenuar el ardor e, incluso, evitarlo.

> Un pequeño truco aconsejado por los especialistas es fragmentar al máximo las comidas y no beber mucho mientras se come, lo cual reduce automáticamente el contenido en el estómago.

> Asimismo, es mejor renunciar a algunos alimentos que hacen aumentar la acidez en el estómago, como los platillos muy grasos o especiados, el café, el té, las bebidas a base de cola, el chocolate, el ajo, la cebolla, los tomates y los cítricos. Por otra parte, están absolutamente prohibidos el alcohol y el tabaco.

> También hay que evitar acostarse inmediatamente después de haber comido: es mejor dar un paseo para vaciar el estómago más rápidamente.

> Es necesario elegir ropa cómoda (las prendas estrechas pueden favorecer el reflujo).

> Puede resultar útil dormir con un cojín elevado o levantar el colchón unos 20-25 centímetros, con el fin de elevarlo ligeramente por la parte de la cabeza. Dormir en posición inclinada evita la subida del contenido ácido del estómago.

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A VECES, SE NECESITAN FÁRMACOS
Si, a pesar de estos cuidados, el ardor persiste, existen varios remedios farmacológicos que se pueden utilizar durante el embarazo, siempre bajo control médico.

> Los llamados alginatos (sucralfato) resultan inocuos y bastante útiles, y se deben tomar poco antes de las comidas: se trata de sustancias derivadas de algunas algas marinas que, en contacto con los jugos gástricos, se transforman en un gel que flota sobre el contenido gástrico y que funciona como una barrera antirreflujo, impidiendo el retorno de los ácidos hacia el esófago. Durante el embarazo, estos fármacos son los más indicados.

> Para aliviar el trastorno, también se pueden tomar los preparados antiácidos a base de sales de calcio y magnesio, aunque estos últimos pueden dar mucha sed.

> Menos efectos colaterales tienen los llamados “H2 antagonistas”, que reducen las secreciones ácidas del estómago. Sin embargo, solo se deben tomar por prescripción médica.

> Por el contrario, hay que evitar los fármacos conocidos como “inhibidores de la bomba de protones”, porque aún no está científicamente probado que su uso no tenga consecuencias sobre la salud del niño. Estos medicamentos solo se utilizan en los casos más graves de esofagitis o úlcera gástrica, preferiblemente durante el tercer trimestre de gestación, cuando el desarrollo del feto se encuentra en una fase avanzada.

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Shiatsu en 10 pasos

Se trata de una técnica de masaje procedente de la medicina oriental que destensa la musculatura, relaja y ayuda a afrontar el parto con serenidad. Te explicamos todo lo que debes saber al respecto.

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1 EN QUÉ CONSISTE
La palabra shiatsu procede de la palabra japonesa shi (dedo) y atsu (presión). Aunque también significa “el corazón en las manos”. Este segundo significado nos da una idea del poder que ejerce el masaje shiatsu sobre el cuerpo y, al mismo tiempo, sobre la psique de quien lo recibe.

> Concretamente, se trata de una técnica de manipulación ejercida con los dedos, con la palma de las manos y, a veces, con el codo. El masaje se efectúa muy lentamente, en condiciones de tranquilidad y silencio. Las presiones se ejercen sobre zonas específicas del cuerpo, llamadas puntos vitales, según las necesidades de quien lo recibe. El especialista aplica la presión utilizando el peso de su propio cuerpo y desplazando, de vez en cuando, el hara –es decir, su centro de gravedad-.

2 PARA QUÉ SIRVE
> Según la filosofía en la que se basa el shiatsu, las presiones que se ejercen sobre el cuerpo tienen la finalidad de reequilibrar el flujo de energías internas en las que se fundamenta el equilibrio físico y psíquico de la persona. Traducido en términos de la medicina occidental, el masaje elimina las tensiones, calma la excesiva contractilidad muscular y provoca un estado de profunda relajación, contribuyendo a alejar la angustia y las preocupaciones. En definitiva, tiene el objetivo de ayudar a quien lo recibe a adquirir una mayor confianza y a abrirse a las relaciones con el ambiente que lo rodea, mejorando así las relaciones con los demás.

3 CUÁLES SON SUS VENTAJAS
> La futura mamá, sobre todo en los últimos meses de embarazo, sufre a menudo tensión y dolor en la espalda y en la pelvis; 
además de cansancio e hinchazón en las piernas. Un masaje shiatsu, efectuado por un profesional preparado, permite aliviar estos trastornos y, al mismo tiempo, relaja profundamente a quien lo recibe.

> Asimismo, durante las últimas semanas de gestación, el shiatsu constituye una buena preparación física para el parto: ejerciendo las presiones correctas sobre la zona sacra, la pelvis, etc., se agiliza la expulsión del niño. Con esta técnica, se ha ayudado a dar a luz por vía natural a mamás que corrían el riesgo de sufrir una cesárea.

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4 LOS BENEFICIOS PARA LA PSIQUE
El cuerpo y la psique no son dos entidades separadas: a veces, un estrés emotivo puede manifestarse a través de síntomas físicos.

> Un tratamiento relajante, como un masaje shiatsu, puede ayudar a alejar los miedos y las preocupaciones, y permite valorar la realidad con mayor serenidad y confianza. La eficacia del shiatsu sobre la psique se ha experimentado en algunos pacientes. La relajación inducida en los tratamientos les ha ayudado a afrontar con tranquilidad exámenes e intervenciones médicas que los asustaban y, por lo tanto, se han podido curar antes de lo esperado.

5 UNA SESIÓN IDEAL
Una sesión de shiatsu tiene una duración media de unos 45 minutos. Generalmente, la persona debe permanecer acostada sobre un tapete, con la panza hacia abajo. En caso de embarazo, obviamente la posición boca abajo está contraindicada, por lo que la futura mamá debe acostarse de lado, o bien sentarse en el suelo.

> El tratamiento se inicia con un masaje general. La presión se aplica sobre la espalda y las piernas y, luego, se pasa a las zonas de interés específico en el embarazo: el experto trabaja sobre la zona sacra, la pelvis y la superficie interna de las piernas. A través de las presiones ejercidas, se consigue relajar también la musculatura uterina.

> Al final del masaje, la futura mamá permanece durante algunos minutos acostada en silencio para disfrutar de la relajación y de la sensación de bienestar que le ha proporcionado el tratamiento.

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6 LA DURACIÓN DEL CURSO
La preparación al parto a través del shiatsu no es un curso que tenga una duración preestablecida.

> De todos modos, como norma general, las futuras mamás se dirigen a estos cursos en los últimos dos meses de embarazo, cuando el cansancio físico y el peso de la pancita son más evidentes. En esta fase, es suficiente con uno o dos encuentros a la semana para atenuar los trastornos físicos y favorecer una aproximación serena al parto. Sin embargo, nada impide someterse a masajes shiatsu en los meses anteriores. El único período en el que es preferible evitar manipulaciones es el primer trimestre, cuando el riesgo natural de complicaciones es más elevado.

7 CÓMO SE APLICA
Lo ideal sería que los hospitales permitieran a las mamás poder solicitar la asistencia de un experto en shiatsu durante el trabajo del parto.

> Algunas veces, el personal médico ha realizado un curso de shiatsu y saben cómo aplicar las presiones adecuadas sobre el cuerpo de la parturienta para aliviar el dolor y ayudarla a relajarse.

8 PROS Y CONTRAS
> El masaje shiatsu permite aliviar las tensiones musculares, el dolor de espalda y el cansancio de las piernas. Tiene un efecto profundamente relajante y, repetido con regularidad, ayuda a mitigar la angustia y a afrontar el parto con mayor serenidad.

> Durante el trabajo del parto, atenúa el dolor y ayuda a la parturienta a relajarse, aunque los hospitales no suelen permitir a las futuras mamás que sean asistidas por un experto en shiatsu en la sala de partos.

> Las sesiones de shiatsu en el embarazo no constituyen un curso para la preparación al parto propiamente dicho, ya que, por ejemplo, no proporcionan información sobre el nacimiento ni sobre los cuidados del recién nacido. Por lo tanto, junto con estas sesiones, se recomienda hacer también un curso de preparación al parto.

> El shiatsu está contraindicado en presencia de patologías de los huesos o de inflamaciones de la piel en las zonas que se deben masajear. Tampoco se recomienda seguir el tratamiento durante el primer trimestre de gestación. Asimismo, se debe evitar en caso de amenaza de aborto.

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9 QUÉ SE PUEDE HACER SOLA
> Existen también técnicas de autoshiatsu:
se trata de ejercer presiones sobre el propio cuerpo, en la espalda o en las piernas, con el fin de obtener un efecto parecido al del masaje shiatsu. Sin embargo, como es de esperarse, es difícil realizar estos ejercicios durante el embarazo a causa de lo incómoda que puede resultar la pancita.

> De todos modos, durante las sesiones de shiatsu, los instructores enseñan a la futura mamá algunos masajes sencillos que ella misma podrá efectuar en el futuro a su hijo para calmarlo cuando llore, o bien para relajarlo cuando se acerque la hora de dormir. Dando cada día un ligero masaje al recién nacido, las mamás podrán prevenir o reducir la frecuencia de un trastorno típico infantil: los cólicos.

10 ADVERTENCIAS
> Solo un profesional puede efectuar correctamente un masaje shiatsu, sobre todo durante el embarazo. Ponerse en manos de una persona no cualificada puede resultar peligroso. Por ejemplo, se puede tomar como referencia los centros y especialistas que pertenecen a asociaciones de profesionales de shiatsu de tu país.

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