Ya estás en la SEMANA 18
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BEBÉ
Tu pequeño ya mide más de 20 cm y se están formando sus huellas digitales. Algunos estudios han demostrado que, en esta semana, el feto “ve” la luz: aunque tenga los ojos cerrados, se retrae si se acerca un fuerte flash a la pancita de la mamá. En el intestino, empieza a acumularse el meconio y, si el bebé es un niño, es el momento en que la próstata empieza a desarrollarse.
MAMÁ
El aumento de tamaño del útero, que presiona sobre la vejiga, te obliga a hacer pipí más a menudo, y las hormonas del embarazo relajan las paredes intestinales, provocando estreñimiento.
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Embarazo zen
El embarazo es una experiencia única, pero, a veces, genera un poco de ansiedad. ¿Cómo vivir los nueve meses con tranquilidad? Te damos seis consejos para cultivar el bienestar psicofísico y el vínculo con el bebé que crece dentro de ti.
INFÓRMATE SIN MIEDO
El consejo para las futuras mamás es no renunciar a la búsqueda de información, de respuestas y, sobre todo, de apoyo. Por esta razón, es aconsejable que el ginecólogo que sigue el embarazo esté dispuesto y preparado para recibir las dudas y ofrecer respuestas en profundidad, con el fin de construir junto a la futura mamá una relación que no sea de tipo “directivo”, sino que, más bien, esté basada en el apoyo y en la empatía.
MÁS CALIDAD EN LA MESA
El embarazo puede convertirse en el momento ideal para elegir los alimentos en función de la calidad, dando preferencia a una alimentación ecológica certificada y, concretamente, a las frutas y a las verduras de temporada y a los cereales integrales. Por lo que respecta a las necesidades nutricionales, en el embarazo, aumenta la necesidad de calorías, proteínas y minerales, como el calcio y el hierro.
> Sin embargo, esto no significa que las cantidades deban aumentar de manera exagerada con respecto a las costumbres anteriores, sobre todo, si la futura mamá seguía ya una alimentación equilibrada. Basta con añadir un yogur o una taza de leche, más una ligera cantidad extra de raciones proteínicas y carbohidratos.
> Para que el aumento de peso sea armonioso y regular, es importante repartir las comidas a lo largo del día (con un tentempié a media mañana y otro a media tarde), para mantener constante la glucemia, es decir, el nivel de glucosa en la sangre, y evitar la sensación de agotamiento o de cansancio típicos del embarazo. Por último, es aconsejable consumir las comidas con tranquilidad, degustando y saboreando lo que se está comiendo.
BAJA EL RITMO
Para conocer al bebé que está creciendo dentro de ella, es mejor bajar el ritmo y concederse tiempos y espacios que permitan alcanzar un nivel de conciencia distinto, así como abandonar la racionalidad y sumergirse en el mundo de lo imaginario, lugar de encuentro privilegiado para madre e hijo. De este modo, la mujer puede prepararse para el momento del nacimiento con una actitud serena y confiada, sabiendo que, durante el parto, una vez más, su pequeño y ella trabajarán juntos, de mutuo acuerdo.
RELÁJATE CON MÚSICA
La música relaja y distiende el cuerpo y la mente, estimula el buen humor y favorece el contacto con el bebé que está creciendo en el vientre materno. De hecho, la voz de la mamá es una especie de caricia para el bebé, y la “carga afectiva” que ella le transmite hablando o cantando es la base de su vínculo y su entendimiento. Confiado y “mimado” por la voz materna, el pequeño empieza a conocer el mundo y conserva en su memoria sonidos y melodías que ha podido escuchar en las últimas semanas de embarazo. Después de nacer, demostrará su preferencia por estas melodías.
Los efectos relajantes de la música y del canto también ayudan a la mujer en la sala de partos, estimulando el sistema endocrino para segregar endorfinas (sustancias antiestrés), que pueden actuar como “analgésico” natural durante la dilatación. Asimismo, las vocalizaciones libres y cada vez más intensas permiten descargar tensiones y, al mismo tiempo, “recargarse”, gracias a la energía generada por las vibraciones del sonido. Es aconsejable escuchar adagios y allegros de Mozart y Vivaldi, músicas que concuerdan con nuestros ritmos fisiológicos, como el latido del corazón y la respiración.
CONFÍA EN TUS SENSACIONES
Muchas futuras mamás reciben un “bombardeo” de historias relacionadas con el parto por parte de mujeres que ya son madres, y que ofrecen detalles y pormenores de su experiencia, además de opiniones y consejos, sin escuchar a la mujer que va a dar a luz. La consecuencia es que la futura mamá corre el riesgo de no escucharse a sí misma, pensando que debe aprender de las demás y preguntándose si su parto será como el de su amiga, su hermana o su tía. En este caso, se concentra en el exterior, cuando lo ideal sería escucharse a sí misma y a su bebé.
La futura mamá debe confiar en sus propias sensaciones, así como respetar su “imaginario”, sabiendo que su embarazo y su parto serán únicos y distintos a todos los demás. También debe cultivar la dimensión de la fantasía, encontrando tiempo para dedicarse a sí misma, relajarse y dar rienda suelta a los pensamientos, los sueños y las fantasías relacionadas con su futuro como mamá y con el niño que va a nacer.
CUIDA LA ESPALDA
Es importante reservar a la espalda un control especial desde el inicio del embarazo. Hay que tener cuidado con la postura adoptada y, si la futura mamá trabaja sentada en una oficina, por ejemplo, es mejor que utilice una silla giratoria y regulable en altura, que se adapte a la superficie de trabajo, de manera que pueda mantener siempre la espalda recta. Asimismo, cuando debe inclinarse para levantar un objeto, no es bueno que flexione la espalda, sino las piernas.
Si no existen contraindicaciones médicas, es aconsejable realizar una actividad física moderada, que ayude a la futura mamá a mantenerse con tono y en forma. Están indicados los paseos al aire libre, los ejercicios de gimnasia suave y las actividades acuáticas: cuando la mamá se sumerge en el agua, descarga el peso del cuerpo y puede moverse sin ningún esfuerzo.
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Los primeros movimientos del feto
¿Ya notas sus pataditas? Son una señal de la vitalidad de tu bebé, pero también una forma de ponerse en contacto contigo. Respondemos a tus dudas.
Tras los primeros meses de espera, por fin, puedes sentir la presencia del pequeño que se mueve dentro de ti. Las volteretas del bebé son una señal de su bienestar, pero no hay que preocuparse si, a veces, parece estar más tranquilo que de costumbre: la percepción de sus movimientos está condicionada por muchos factores, como las actividades diarias y los ritmos de trabajo, a veces, demasiado intensos, de la mamá. A veces, es suficiente con relajarse un momento para notar al pequeño.
¿En qué semana el feto empieza a “nadar” en la pancita?
> Ya a partir del final del primer trimestre de embarazo, pero todavía es demasiado pequeño para que la mamá pueda notarlo. Sus movimientos son llamados “craneocaudales”, porque implican todo el cuerpo, de una punta a otra, y se parecen a los de los peces. Solo a partir de la semana 15, los movimientos evolucionan y el bebé empieza a mover las extremidades de forma simétrica: es una especie de entrenamiento para la futura capacidad locomotora. Alrededor de la semana 16 ó 17 de embarazo, el pequeño aprende a succionar y empieza a llevarse las manos a la boca, y, en la semana 19, empieza a empujar los pies contra la pared uterina, como un buzo cuando toca el fondo de una alberca. En la época siguiente, ya gira la cabeza y arquea la espalda, dos habilidades que le resultarán útiles durante la salida por el canal de parto.
¿Cuándo empieza la mamá a notar al bebé?
> Normalmente, de la semana 16 a la 18 de embarazo, pero no existe una fecha precisa, igual para todas las futuras madres. Algunas mamás notan algo ya a partir de la semana 13, otras, mucho más tarde, incluso al final del quinto mes. En esta fase, la sensación más común es como la de un movimiento de alas, casi como si tuviéramos mariposas en el estómago.
¿Por qué algunas mujeres lo notan antes?
> La percepción de los primeros movimientos está condicionada por el ritmo de vida de la mujer y por la posibilidad de tener tiempo para escucharse. Quienes tienen una vida muy activa, tienen menos tiempo para relajarse. A veces, además, el estrés comporta una contracción del músculo uterino, y esto hace que sea más difícil percibir al bebé. También ocurre que las mujeres que quieren hacerse una amniocentesis empiecen a sentir al bebé solo después del examen: es un mecanismo natural de defensa psicológica de la futura mamá, que no quiere notar al bebé hasta estar segura de sus condiciones de salud. Normalmente, las mujeres que están en su segundo embarazo notan antes los movimientos del bebé que las madres primerizas. El motivo es muy sencillo: saben qué les espera y no se confunden fácilmente.
¿Es importante que la mamá cuente las volteretas?
> Los movimientos del feto son una señal de su estado de bienestar. En el pasado, eran el único indicio que la mamá tenía a su disposición para saber si el embarazo avanzaba bien. Hoy, existen las ecografías y otros controles más o menos invasivos. A veces, al final del embarazo, el médico pide a la mujer que cuente las volteretas que hace el feto durante un día o durante un período de tiempo más breve. Pero el control no debe convertirse en causa de ansiedad.
¿Cómo hay que actuar, entonces?
> El control no debe interpretarse de forma rígida, porque no hay un número establecido de movimientos a esperar. Lo que se sugiere a las futuras mamás es que estén tranquilas, observen sin preocupación la evolución del bebé y, basándose en la experiencia que han adquirido durante los meses, averigüen si el bebé se porta de forma normal o distinta. A veces, es la ansiedad de la mamá lo que bloquea la percepción, y es suficiente con relajarse y acariciar delicadamente la pancita para que el bebé vuelva a hacerse notar.
Hay bebés más inquietos que otros
> Es cierto, ya antes de nacer, cada bebé tiene su carácter. A través de la percepción de sus movimientos, la mamá aprende a conocer el carácter de su hijo y a entrar en sintonía con él. La extensión de los gestos cambia con el paso del tiempo. Al final del embarazo, hacia el mes 8 y 9, el feto dispone de menos espacio, sobre todo si se trata del primer embarazo, y no consigue dar vueltas como hacía antes. Se limita a estirar y a flexionar las extremidades, a arquear la espalda y a girar la cabeza.
> Durante el último trimestre, la distribución de los movimientos durante el día cambia: el ritmo del sueño del bebé, que antes coincidía con el de la mamá, ahora se vuelve independiente. En otras palabras, puede ocurrir que el niño duerma cuando la mamá está despierta y viceversa. A veces, entonces, la mamá no nota al bebé durante horas sólo porque está dormido, y es posible que por la noche el pequeño la despierte porque está muy activo. La independencia del ritmo del sueño del niño de la secuencia día-noche continuará en los primeros meses de vida. Después, poco a poco, su organismo se adaptará, al alternarse la luz y la oscuridad, y en función de los estímulos ambientales y afectivos que reciba.
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Combate las estrías
¿Temes que te puedan salir estrías en tu pancita? Te mostramos, en cuatro pasos, los cuidados específicos para reforzar la piel y conseguir que “resista” al embarazo.
POR QUÉ SE FORMAN
> Existe una predisposición constitucional que determina una menor elasticidad de la piel en algunas mujeres, además de factores hormonales. Parece ser que la piel de las mujeres más jóvenes es más receptiva a la actividad hormonal, receptividad que tiende a disminuir con los años. Esto explicaría por qué mujeres que se llenaron de estrías durante la pubertad, no tienen ninguna nueva en el embarazo, o mujeres de veinte años tienen más estrías en el embarazo que las primerizas de más de 35. Al margen de la edad, se debe añadir el factor mecánico, que determina que las estrías se formen más fácilmente en los períodos en los que la piel se somete a rápidas tensiones
¡CUIDADO CON LA BÁSCULA!
> Las estrías se forman más fácilmente en los períodos en los que la piel se somete a rápidas tensiones: durante la adolescencia, en el embarazo y cuando se sufre un aumento de peso considerable. Cuanta más tensión sufre la piel, con más facilidad pueden romperse las fibras elásticas que la constituyen, sobre todo, en las zonas que aumentan más de volumen durante los nueve meses de embarazo, como la pancita, las caderas o el pecho. Obviamente, el crecimiento de la pancita es natural e inevitable, pero se puede evitar ganar más kilos de lo necesario.
¡VITAMINAS AL PODER!
> No existe un tipo de alimentación antiestrías en el sentido estricto del término, pero algunos alimentos pueden ayudar a preservar la juventud y la elasticidad de la piel, empezando por los alimentos ricos en sustancias antioxidantes, como las vitaminas C y E, que se encuentran en las frutas, las verduras, las legumbres y los aceites vegetales. A favor de la vitamina C, que refuerza las células y, en consecuencia, también el fibroblasto, disponemos de los resultados de un reciente estudio turco, que concluyó que las futuras mamás que tenían niveles más elevados de vitamina C en la sangre estaban menos expuestas a la formación de estrías.
HIDRATACIÓN DIARIA
> Una de las principales formas de prevención de las estrías es mantener la piel siempre hidratada, con el fin de aumentar su elasticidad y resistencia desde los primeros meses de embarazo, antes incluso de que la barriga empiece a crecer. ¿Cuáles son los productos cosméticos más indicados? Las cremas enriquecidas con aceites vegetales. Por ejemplo, son muy adecuados los productos que contienen aceite de almendras dulces, jojoba, karité, aguacate, germen de trigo y aceite de oliva, rico en oleocantal, un potente antiinflamatorio que ayuda a devolver las condiciones fisiológicas a la piel. La manteca de coco también parece ser un tratamiento eficaz, incluso en aquellas mamás que aumentan mucho de peso.
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Practica el Kamasutra
En este segundo trimestre de embarazo, tu deseo sexual aumenta, por lo que puede ser la ocasión perfecta para descubrir nuevas posturas y disfrutar libremente del sexo, si no existe ninguna contraindicación que te lo impida.
Durante el embarazo, el amor resulta muy gratificante. A partir del segundo trimestre, la mujer está más predispuesta y se excita más rápidamente, gracias a un aumento de la vascularización y vasocongestión de los órganos genitales. Además, libres del temor de concebir un hijo, muchas mujeres se abandonan con mayor tranquilidad a la pareja, consiguiendo más fácilmente el orgasmo.
Una intimidad satisfactoria también tiene consecuencias beneficiosas desde el punto de vista físico: de hecho, el sexo es una “gimnasia” muy útil para estimular la circulación sanguínea, aliviar las tensiones del embarazo y liberar endorfinas (las “moléculas de la alegría”, que ayudan a eliminar el estrés y la depresión).
Por lo tanto, ¿por qué no aprovechar el período del embarazo para experimentar algunas posturas del Kamasutra, el célebre libro hindú que trata el arte de la amatoria? A continuación, repasamos las posturas más “conocidas”, debidamente revisadas y “corregidas”, para que resulten amenas de practicar durante el embarazo.
POSTURA DEL MISIONERO
Es la más clásica y “popular” de todas: la mujer se acuesta boca arriba, con las piernas separadas, y el hombre se pone encima de ella.
> Pros: durante los primeros meses, se puede practicar sin dificultad. Además, resulta cómoda y natural para la pareja, que puede mirarse y besarse.
> Contras: a partir del quinto mes, puede resultar algo molesta para ella, porque puede experimentar una sensación de aplastamiento si el hombre no es bastante ágil como para no dejar caer todo el peso sobre la pancita. En estos casos, es preferible suspenderla y dedicarse a otras posturas que no “afecten” a la zona del vientre. ¿Un ejemplo?
> La variante “hot”: el arado. Coloca la pelvis al borde de la cama (o, ¿por qué no?, en el borde de la mesa de la cocina). Mientras, tu pareja, en pie o ligeramente arrodillado y con el busto erguido, deberá sostenerte por las piernas.
POSTURA DE LAS CUCARACHAS
La mujer se acuesta de lado, con las piernas extendidas o ligeramente flexionadas en ángulo, y la pareja se pone detrás de ella.
> Pros: es muy adecuada en pleno embarazo, porque permite descargar lateralmente todo el peso de la pancita. Además, es una postura muy suave y relajante, que favorece las caricias y la intimidad en la pareja: el hombre también puede estimular otras zonas erógenas de la mujer, como el cuello y las orejas.
> Contra: es una postura difícil de mantener durante mucho tiempo (el pene puede salirse fácilmente). ¿Cómo evitar el problema?
> La variante “hot”: la boa. En la misma postura, intenta levantar una pierna, o ambas, y apóyalas sobre los muslos de él: de este modo, la penetración será más fácil.
POSTURA ANDRÓMACA
La mujer está sentada a horcajadas sobre la pelvis del hombre, que está acostado en la cama.
> Pros: es la postura favorita de muchas mujeres, además de ser muy estimulante para ambos miembros de la pareja. Resulta muy adecuada durante el segundo trimestre de embarazo, cuando la mujer mantiene todavía una buena agilidad física y mucha energía para dedicar a la actividad sexual. Ella es quien dirige y varía el ritmo del juego, libre de deslizarse sobre el compañero, que encuentra muy excitante admirar las formas de su compañera desde esta perspectiva “insólita”.
> Contras: si se realiza durante mucho tiempo, puede fatigar las piernas de la mujer. En este caso, la pareja puede ayudarla a moverse en vertical, empujándole con las manos las caderas.
> La variante “hot”: el columpio. Sentada a horcajadas sobre la pareja, aunque esta vez dándole la espalda y balanceándose hacia delante y hacia atrás. Aparte de resultar muy placentera para ambos, el hombre no ve la pancita y se excita con el movimiento de los glúteos.
PARA QUIEN QUIERA MÁS
La mujer está a cuatro patas en la cama, con las piernas separadas, y el hombre detrás de ella, de rodillas.
> Pros: resulta ideal cuando a la mujer le empieza a molestar el peso de su pareja y quiere proteger la pancita de los movimientos demasiado enérgicos. Es la postura que más estimula las paredes frontales de la vagina y del punto G.
> Contras: buena parte del peso de la pareja recae sobre los brazos de ella. Para que esta postura resulte más agradable, es mejor apoyar las rodillas en un cojín.
> La variante “hot”: el antílope. Arrodillada en el suelo, levanta el dorso apoyándote con los brazos en el borde de la cama o del sofá. De este modo, tu pareja, que estará también de rodillas detrás de ti, podrá acariciarte el pecho y besarte la espalda.
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