Ya estás en la SEMANA 11
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BEBÉ
Ahora, tu bebé ya no es un embrión, sino un feto. Se forman las uñas de sus pies y de sus manos, así como el iris de sus ojos. Tu pequeño ya se mueve en el útero, pero tú aún no puedes notarlo.
MAMÁ
Las náuseas empiezan a atenuarse y la placenta ya “funciona”. Comienzan a darse los intercambios sanguíneos entre el feto y el útero (que ya es tan grande como una toronja).
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XSALUDX
El diccionario del embarazo
Estás finalizando el primer trimestre y es hora de que empieces a familiarizarte un poco con algunos de los términos que escucharás en la consulta de tu ginecólogo o que leerás en medios especializados.
ANIDAMIENTO
> La fecundación del óvulo por parte del espermatozoide se produce en el interior de una de las dos trompas, los canales que conectan los ovarios con el útero. Pocos días después, el fruto de la concepción alcanza la cavidad uterina y “anida” en ella, es decir, se adhiere a la mucosa que recubre el órgano internamente. Este proceso dura 14 días. Una vez completada esta fase, el embrión ya ha desarrollado una estructura primitiva: presenta una parte dorsal y una ventral, así como una extremidad cefálica, que se convertirá en la cabeza, y otra caudal. La implantación del óvulo puede provocar la rotura de un pequeño vaso sanguíneo de la mucosa uterina y la pérdida de unas gotas de sangre. No hay nada que temer: es un fenómeno natural, que se suele producir dos o tres semanas después de la concepción.
AMNIOCENTESIS
> Es un examen que se puede realizar entre las semanas 16 y 18 de embarazo, y consiste en la extracción de una pequeña cantidad de líquido amniótico, que se efectúa mediante la introducción de una finísima aguja en el abdomen materno, bajo un constante control ecográfico. Este examen permite diagnosticar anomalías cromosómicas del feto y se suele aconsejar a las embarazadas de más de 35 años. Al tratarse de un examen invasivo, comporta un cierto riesgo, si bien mínimo, de interrupción espontánea del embarazo. De media, el porcentaje es inferior al 1%, y depende mucho de la habilidad manual de la persona que efectúa la amniocentesis.
BETA-HCG
> La gonadotropina coriónica humana (HCG) es una hormona producida por las células del trofoblasto, la capa externa del embrión, y su presencia en el organismo de la mujer indica que existe con certeza una gestación en curso. La HCG se produce a partir del séptimo día de la concepción y su concentración aumenta rápidamente durante todo el primer trimestre, para, después, descender al final del tercer mes. Los test de embarazo pueden detectar la presencia de esta hormona a partir del primer día de retraso de la menstruación.
BIOPSIA DE CORION
> El tercer mes, entre las semanas 10 y 13, es el período indicado para realizar la biopsia de corion, un examen que se efectúa del mismo modo que la amniocentesis, mediante la introducción de una aguja a través del abdomen o por vía transcervical. Sirve para extraer una determinada cantidad de vellosidades coriales de la placenta, unas diminutas ramificaciones que derivan del óvulo fecundado y que, por lo tanto, tienen el mismo patrimonio genético que el embrión. Además de detectar posibles anomalías cromosómicas, la biopsia de corion permite diagnosticar algunas enfermedades genéticas, como la anemia mediterránea. Está aconsejada en los casos en los que los padres tengan antecedentes familiares de estas patologías. El riesgo de aborto asociado a este examen es comparable al de la amniocentesis, es decir, inferior al 1%.
BI-TEST
> Es un examen que se puede efectuar alrededor de la semana 11 de embarazo, y se basa en el análisis de dos hormonas presentes en la sangre de la futura mamá: la fracción beta de la gonadotropina coriónica humana es la PAPP-A, o proteína plasmática A. Sirve para estimar el riesgo de que el feto presente alguna alteración cromosómica. En combinación con la translucencia nucal, el bi-test permite identificar 83 de cada 100 fetos portadores de anomalías.
BRAXTON-HICKS
> Comúnmente llamadas “falsas contracciones”, pueden producirse de forma ocasional en el transcurso del tercer trimestre de embarazo. Son esporádicas y más leves que las que preceden al parto. Duran pocos segundos y no anuncian el inicio de la dilatación, sino que constituyen una especie de “entrenamiento” para el útero.
CANAL DEL PARTO
> Es el canal a través del cual el bebé pasa durante la fase de expulsión del parto. Está formado por el cuello del útero, completamente dilatado y aplanado, y por la vagina.
CERCLAJE
> Es un procedimiento quirúrgico que consiste en la aplicación de una fajita de material sintético alrededor del cuello del útero para evitar su dilatación prematura. Esta fajita se retira antes del parto. El cerclaje se realiza alrededor de la semana 13 de gestación y está indicado en los casos de insuficiencia cervical congénita o causada por anteriores intervenciones quirúrgicas.
CÉRVIX
> El cuello o cérvix uterino es la parte inferior del útero, que encara la vagina. Está atravesado por el canal cervical, que permite el paso de la sangre durante la menstruación y el ascenso de los espermatozoides durante el acto sexual. En el embarazo, el cuello del útero está sellado por el tapón mucoso, con el fin de impedir el ascenso de agentes infecciosos hacia el feto. Durante la dilatación, el cuello del útero se ensancha y se aplana de forma progresiva.
CITOMEGALOVIRUS O CMV
> Es una infección vírica de la familia de los herpes que se transmite por vía respiratoria, a través de las relaciones sexuales o de las transfusiones de sangre. En la mayoría de los casos, la enfermedad es asintomática para los adultos. Sin embargo, si se contrae durante el embarazo, existe un riesgo del 30-50% de que el feto se contagie, con una incidencia de defectos y malformaciones del 10%. No existen vacunas contra el citomegalovirus e, incluso, ante la presencia de inmunidad materna, existe la posibilidad, si bien menor, de una nueva infección. Teniendo en cuenta la imposibilidad de adoptar una estrategia de prevención satisfactoria, y dada la incidencia relativamente baja de daños fetales, la conveniencia de someter a las gestantes a análisis para detectar la presencia de anticuerpos anticitomegalovirus se está debatiendo en la actualidad.
CORDOCENTESIS
> También llamada funiculocentesis, consiste en la extracción de una muestra de sangre fetal de uno de los vasos del cordón umbilical. Se efectúa mediante la introducción de una aguja en la pared del abdomen de la mamá, como también ocurre en los casos de la amniocentesis y la biopsia de corion. Se puede efectuar a partir de la semana 18 y permite diagnosticar infecciones, enfermedades del metabolismo y patologías de la sangre del feto. El riesgo de aborto como consecuencia de este examen es superior al de la amniocentesis y al de la biopsia de corion, ya que se sitúa en torno al 2%. Por este motivo, esta prueba se plantea únicamente en los casos en los que ya exista la sospecha de una enfermedad fetal.
CORION
> Es la más externa de las dos membranas que envuelven al feto en el útero materno. La interna se llama amnios. El corion asegura el intercambio de oxígeno entre la madre y el feto.
DISTOCIA
> Es el término que indica cualquier anomalía en el desarrollo del parto. Por ejemplo, una ralentización de las contracciones uterinas y la detención de la dilatación del cuello del útero durante el trabajo de parto.
ENCAJAMIENTO
> Es una etapa del parto: el momento en el que la cabeza del niño (o los pies, si se trata de un parto podálico) asoma por la cavidad uterina y empieza a descender por el canal del parto.
EPISIOTOMÍA
> Es el corte del periné que puede practicarse durante el parto para facilitar la salida del bebé. Se efectúa cuando existe riesgo de desgarro y cuando se practica una intervención obstétrica por vía vaginal, como la aplicación de fórceps o de la ventosa, o bien cuando el parto es podálico.
ESTRÓGENOS
> Son las hormonas sexuales femeninas por excelencia y se producen en los ovarios, principalmente, cuando no hay un embarazo en curso, y en la placenta, durante la gestación. En el transcurso de los nueve meses, la concentración de estrógenos alcanza valores elevados y gran parte de los cambios a los que el organismo materno se enfrenta se deben a su acción: la turgencia y el aumento del volumen del pecho, la acumulación de tejido adiposo en los glúteos y las caderas, el aumento de lubricación vaginal, la dilatación de los vasos sanguíneos y el aumento de la velocidad de la circulación sanguínea, así como la especial luminosidad de la piel, los ojos y el cabello.
FLUXIMETRÍA
> Es un examen no invasivo que se efectúa con un aparato ecográfico especial. Permite medir la velocidad de la circulación sanguínea en los vasos de la placenta, del cordón umbilical y del feto. Se recurre a este examen en los casos en los que se sospecha la presencia de un problema de irrigación en el feto.
FUNÍCULO
> Sinónimo de cordón umbilical, que une el cuerpo del feto a la placenta. En su interior, discurren cuatro vasos sanguíneos, dos venas y dos arterias, que garantizan al pequeño la renovación del oxígeno y de las sustancias nutritivas.
LOQUIOS
> Son pérdidas vaginales que se producen después del parto. Primero, son de sangre, después, de color amarillento, y, por último, de color blanco. Indican que el útero está eliminando los residuos del embarazo y regenerando sus tejidos.
ORGANOGÉNESIS
> Es el proceso de formación de los diferentes tejidos y órganos. Se trata de la fase más delicada del desarrollo del embrión. Principalmente, se produce entre las tres y las ocho semanas de gestación. En el segundo mes, la circulación sanguínea y el corazón del pequeño adoptan su estructura definitiva. Durante el tercer mes, se desarrolla el aparato urogenital y los órganos sexuales del futuro bebé, y la columna vertebral empieza a osificarse.
PREECLAMPSIA Y ECLAMPSIA
> La preeclampsia es un síndrome que puede presentarse en la segunda mitad del embarazo, y que se manifiesta con hipertensión, hinchazón de las extremidades y proteinuria (presencia de proteínas en la orina). Las causas de este trastorno todavía no se conocen totalmente. Si no se controla, la preeclampsia puede derivar en eclampsia, que comporta crisis convulsivas extremadamente peligrosas para la madre y para el feto. En los casos más leves, para mantener la enfermedad controlada, es suficiente con que la madre guarde reposo y siga una dieta baja en calorías y en grasas. En los casos más serios, los fármacos antihipertensivos pueden estabilizar la situación y permitir la continuación del embarazo todo el tiempo que sea posible antes de provocar el parto.
PROGESTERONA
> Es una hormona indispensable para la puesta en marcha y el desarrollo del embarazo: prepara la mucosa del útero para recibir y alimentar al embrión, modula las defensas inmunitarias del organismo materno para evitar el rechazo del propio embrión, relaja la musculatura involuntaria e impide que el útero se contraiga y expulse al feto antes del término de la gestación. La acción de la progesterona se acentúa en la segunda mitad del embarazo, cuando la hormona estimula la maduración de las glándulas mamarias y ablanda la musculatura del suelo pélvico, de cara al parto.
RUBEO-TEST
> Es un análisis de sangre que sirve para averiguar si la futura mamá es inmune a la rubéola. Si la futura mamá enferma en el primer trimestre, es muy probable que el virus atraviese la placenta y cause la muerte o graves malformaciones al embrión. En los dos trimestres siguientes, el riesgo de infección fetal disminuye hasta ser prácticamente nulo. Por esta razón, antes de iniciar un embarazo, es aconsejable efectuar el rubeo-test y vacunarse contra la rubéola si no se es inmune.
SUELO PÉLVICO
> Es el conjunto de músculos y ligamentos situados en la base del abdomen, entre el pubis y el cóccix (el último tramo de la columna vertebral), que forma una superficie de apoyo para los órganos internos: vejiga, uretra, útero e intestino. Es una estructura muy elástica que, durante el embarazo y el parto, se somete a un gran esfuerzo, con el riesgo de que se presenten problemas de incontinencia urinaria. Para reforzar la musculatura, se aconseja realizar ejercicios específicos.
TERATÓGENO
> Se denomina así al efecto de sustancias, enfermedades o fenómenos físicos que provocan malformaciones fetales. Por ejemplo, la talidomida es un fármaco teratógeno. La toxoplasmosis también puede tener efectos teratógenos, así como la exposición del feto a radiaciones ionizantes.
TOXO-TEST
> Es un análisis de sangre que sirve para asegurar la inmunidad de la futura mamá a la toxoplasmosis, una infección que se contrae comiendo carne cruda infectada o entrando en contacto con excrementos de gatos portadores de la enfermedad. La toxoplasmosis puede transmitirse de la madre al feto y provocar daños. No existe una vacuna eficaz contra la toxoplasmosis. Para reducir el riesgo de contagio, las mujeres no inmunes deben tomar algunas precauciones higiénicas y alimentarias.
TRANSLUCENCIA NUCAL
> Entre las semanas 11 y 14, mediante una ecografía, se mide el espesor del fluido que se acumula en la nuca del feto. Este parámetro ofrece una estimación del riesgo de anomalías cromosómicas. Si se combina con el bi-test, tiene un 90% de fiabilidad. Hoy en día, es una prueba rutinaria y se realiza prácticamente a todas las embarazadas.
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XNUTRICIÓNX
10 preguntas sobre alimentación
Comer bien es importante desde el inicio del embarazo. Pero, ¿se debe seguir una dieta especial en este período? ¿Cuáles son los alimentos que más te convienen? ¿Es necesario tomar complementos? Te ofrecemos la respuesta a las dudas más habituales.
1. ¿Cuánto aumenta la necesidad de calorías en el embarazo? > En los primeros tres meses de embarazo, la necesidad de calorías varía poco, mientras que, a partir del segundo trimestre, la futura mamá necesita de 300 a 370 calorías más. Traducido en alimentos, no supone mucho. Basta con consumir un bocadillo de 60 gramos más para comer o para cenar, o bien 200 gramos de yogur con una cucharada de miel y un plátano, o incluso dos paquetitos de galletas saladas con 60 gramos de queso fresco. Por lo tanto, el incremento de la necesidad de energía no supone una excusa para excederse con los dulces y otros caprichos que, normalmente, hay que consumir con moderación.
2. ¿Agua con o sin gas? > Se trata de una mera cuestión de gusto, dado que el gas no modifica las propiedades del agua, sino que sólo la hace más apetecible. Las burbujas proporcionan sensaciones agradables para el paladar y también ejercen una suave acción anestésica de las mucosas, lo que contribuye a aplacar el estímulo de la sed. Asimismo, se ha observado que el agua con gas puede ayudar a combatir las náuseas típicas del primer trimestre. Las futuras mamás que pueden tener algún problema con el gas son las que sufren gastritis.
3. Carne y pescado: ¿cómo comerlos y qué variedades es preferible escoger? > La carne y el pescado son unas magníficas fuentes de proteínas y de hierro, y merecen un puesto en la mesa de la futura mamá. La carne se puede consumir cinco o seis veces durante la semana, y el pescado, dos o tres veces, evitando superar los 340 gramos semanales. En cuanto a la elección de la carne, conviene alternar las carnes blancas y las rojas. Hay que evitar la carne de caza, ya que es difícil de digerir y produce muchos desechos metabólicos. A la hora de elegir el pescado, hay que dar preferencia al pescado azul: es rico en proteínas de gran valor y contiene una importante cantidad de ácidos grasos Omega 3, especialmente valiosos en el embarazo, porque intervienen en el desarrollo cerebral, en la salud de la retina y en muchas funciones vitales del pequeño. Es importante controlar que el pescado sea fresco; en caso de duda, se debe optar por el producto congelado. 4. Cereales: ¿por qué hay que dar preferencia a los integrales o de grano completo? > Los expertos aconsejan escoger las variedades integrales o de grano completo, que es el que mantiene íntegro las tres partes del grano: endospermo, salvado y germen. Este tipo de cereales tiene un mayor contenido en fibra, vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes, en comparación con las variedades refinadas, y su índice glucémico es menor. Su aporte en la dieta ayuda a reducir el riesgo de sobrepeso y obesidad, previene las enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2, así como diferentes tipos de cáncer del aparato digestivo, y favorece el tránsito intestinal, que suele ser más lento durante el embarazo.
5. ¿Se puede beber un poco de vino en las comidas? > Durante el embarazo, el alcohol es un enemigo absoluto del feto. Cada vez que la mamá bebe, el niño bebe con ella: a través de la placenta, el alcohol llega al organismo del niño, que todavía no puede metabolizarlo de forma eficaz, como sí saben hacer los adultos. En consecuencia, el pequeño permanece expuesto a los efectos nocivos del alcohol durante más tiempo, y estos daños pueden ser de distinta índole: trastorno del desarrollo de las células y los órganos (sobre todo, el sistema nervioso), problemas neurológicos y crecimiento reducido de la cabeza. No todas las exposiciones al alcohol comportan problemas graves para la salud del feto, pero esto no debe inducir a bajar la guardia. Las autoridades sanitarias advierten de que no se puede indicar un umbral “de seguridad” que garantice la ausencia de daños provocados por el alcohol. 6. Kilos de más: ¿cómo eliminarlos sin correr ningún riesgo? > Si necesitas perder peso, es conveniente que empieces por reducir la cantidad de hidratos de carbono y de grasas. Reducir no significa eliminar del todo. Las grasas cumplen funciones importantísimas para el desarrollo del feto y, aunque sea en pequeñas cantidades, siempre deben estar presentes en la alimentación, dando preferencia a las grasas procedentes del pescado y del aceite de oliva, y evitando los quesos y embutidos. En el caso de los carbohidratos, hay que reducir los azúcares simples, es decir, los dulces. En cambio, la pasta, el arroz y otros cereales deben mantener su lugar en la mesa, al menos, una vez al día. 7. Fruta: ¿siempre es mejor entre comidas? > No, se trata de una convicción que carece de base científica. Para nuestro organismo, resulta natural digerir varios alimentos al mismo tiempo. Por lo tanto, cualquier momento es bueno para consumir fruta.
8. Condimentos: ¿cuáles son los más adecuados? > Sin duda alguna, el aceite de oliva. El aceite de oliva extra virgen tiene una composición diferente y más rica respecto al aceite de girasol. Por ejemplo, contiene varios antioxidantes (polifenoles y tocoferoles), que protegen al organismo de los radicales libres y, gracias al aporte de ácido oleico, mantiene el nivel de colesterol controlado. Los beneficios del aceite de oliva son más evidentes durante el embarazo. No sólo aporta ácidos grasos esenciales para el desarrollo del feto, sino que contiene ácido oleico, que ejerce una acción positiva para el crecimiento de los huesos. 9. ¿Son muy útiles los complementos? > Una alimentación variada, que incluya cereales, lácteos, carne, pescado y un abundante consumo de fruta y verdura, es suficiente para garantizar un aporte adecuado de todos los nutrientes principales. La excepción es el ácido fólico, que, normalmente, requiere el consumo de un suplemento durante la preconcepción y en los primeros meses de gestación. En cuanto al hierro, es el ginecólogo quien debe valorar si la futura mamá necesita un complemento.
10. Falta de hierro: ¿qué alimentos elegir? > Los alimentos que más hierro tienen son, en primer lugar, la carne, el pescado y los huevos: contienen hierro en una forma química específica (hierro “heme”), fácilmente asimilable por el organismo. Asimismo, muchas verduras (espinacas, alcachofas y legumbres) son ricas en hierro, pero el de origen vegetal se asimila con dificultad, y sólo en una pequeña parte. Una forma de mejorar su absorción consiste en combinar el consumo de estos vegetales con frutas ricas en vitamina C (por ejemplo, se puede utilizar limón, en lugar de vinagre, para condimentar la ensalada).
XEXÁMENESX
¿Radiografías? Solo si es necesario
¿Puedes someterte a un estudio radiológico estando embarazada o es mejor que esperes unos meses para evitar posibles riesgos al bebé? Conoce qué opinan los expertos.
EL PERÍODO MÁS DELICADO, EL PRIMER TRIMESTRE Un percance, como una caída accidental que produce una fractura, o bien un fuerte dolor de muelas, pueden hacer necesario el uso de radiación ionizante, lo que conocemos como “rayos X”, que se emplean para realizar radiografías y TACS, con el fin de diagnosticar correctamente al paciente. Durante el embarazo, existe un protocolo muy estricto que se debe seguir para evitar riesgos para el feto. La regla general es simple: los riesgos de este tipo de exámenes están relacionados con el período del embarazo en el que se produce la exposición a la radiación, así como con la dosis absorbida: son máximos en el primer trimestre, menores en el segundo y mínimos en el tercero. > Diversos estudios estadounidenses han analizado la relación entre los exámenes con rayos X y el embarazo. De acuerdo con los datos de la International Commission on Radiological Protection, en los primeros estadios del embarazo (lo que equivale a las primeras dos semanas de la concepción, la fase más delicada, cuando a menudo la mujer ni siquiera es consciente de su estado) el efecto más probable es el aborto. De dos a cuatro semanas desde la concepción, cuando se produce la organogénesis, el riesgo de malformación es elevado. Sin embargo, no es cuestión de alarmarse. Los efectos descritos por estos estudios solo se producen con dosis muy elevadas de radiación, superiores de 10 a 100 veces a las utilizadas en una radiografía médica común. Se trata de casos “límite”, como la exposición directa a la radiación o someterse a varios TACS seguidos, por ejemplo, tras sufrir un accidente muy grave. Pongamos, pues, ejemplos prácticos, para saber cómo actuar en la vida cotidiana. Una radiografía panorámica de los dientes, así como la radiografía de una muñeca, de un tobillo o de una extremidad inferior tras sufrir una caída accidental con sospecha de fractura, no representan ningún perjuicio para el feto. No existe ningún motivo científico para que la futura mamá pueda temer por la salud de su hijo si se somete a uno de estos controles. ¿Y la mamografía? Es aconsejable posponer este examen hasta después del parto si no es estrictamente necesario. LAS PRECAUCIONES NECESARIAS Si una mujer embarazada tiene una necesidad real de someterse a una prueba radiológica, es oportuno tomar algunas precauciones. > En primer lugar, es necesario optimizar la dosis de radiación: solo hay que regular el aparato para que emita la menor cantidad de radiación posible a la paciente, pero suficiente para permitir obtener una buena imagen, que hace posible efectuar un diagnóstico correctamente. Por esta razón, es importante que exista una estrecha colaboración entre el ginecólogo de la embarazada, el médico radiólogo y el técnico de radiología. El mayor temor para la futura mamá tiene que ver con las radiografías abdominales, por ejemplo, por problemas en el aparato reproductor o intestinal. En estos casos, es mejor valorar la conveniencia del examen, ya que el beneficio debe ser mayor que el riesgo. Una precaución importe consiste en restringir al máximo el campo de las radiaciones a una zona circunscrita. RESONANCIAS Y ECOGRAFÍAS > No existen problemas en lo que respecta al daño celular al feto, porque se trata de radiaciones no ionizantes, que no alteran la composición de las células ya formadas. Sin embargo, la regla del tiempo de embarazo sigue siendo válida en este caso. El primer trimestre de gestación también es el de mayor riesgo; la resonancia está desaconsejada en este período del embarazo, puesto que los campos electromagnéticos creados durante el examen podrían elevar la temperatura del feto por encima del nivel de seguridad, provocando, así, un daño en su desarrollo. En cambio, en el caso de las ecografías, no hay ningún problema, si bien los médicos subrayan que el control de la buena marcha del embarazo debe atenerse, salvo casos particulares, al protocolo establecido para los controles de rutina, y que el diagnóstico debe limitarse al estrictamente necesario durante el embarazo.
XBIENESTARX
En el coche, sin problemas El primer y el tercer trimestre de gestación son los períodos que entrañan un mayor riesgo para el feto en caso de accidente. ¡Descubre cómo protegerte a ti y al bebé que está en camino! En el embarazo, ¿el cinturón de seguridad es bueno o es peligroso para el bebé? > La embarazada debe llevar puesto el cinturón de seguridad cuando viaja en automóvil, igual que cualquier otro ocupante del vehículo. Sin embargo, muchas futuras mamás se preguntan si esto no resulta peligroso para el bebé. La duda se debe al hecho de que, en caso de accidente, el cinturón ejerce una tensión repentina sobre el abdomen y el pecho, lo que podría provocar importantes daños al feto. > Los expertos recomiendan el uso del cinturón, si bien señalan la importancia de llevarlo colocado de forma correcta, entre los senos y por debajo del vientre, a la altura de las ingles, evitando holguras. En el mercado, existen dispositivos que permiten mantener el cinturón en esta posición, sin disminuir la efectividad del mismo. De este modo, en caso de accidente, la presión del cinturón se transmite directamente sobre las caderas y no sobre la pancita y la placenta, evitando, así, graves consecuencias. El uso de estos dispositivos está recomendado por las autoridades de salud y tráfico y es especialmente importante en dos momentos clave del embarazo: en el primer trimestre, ya que la cantidad de líquido amniótico todavía es escasa, y un golpe frontal podría provocar hemorragias por desprendimiento de la placenta o incluso un aborto espontáneo si la futura mamá no está correctamente sujeta con el cinturón; y en el último trimestre, cuando el tamaño de la pancita es mayor y resulta más incómodo viajar en coche. Además, en este período, cualquier accidente o frenazo brusco puede causar lesiones en el feto o provocar un parto prematuro, debido a la presión que el cinturón ejerce sobre el abdomen.
¿Las vibraciones y los pequeños impactos pueden poner en marcha las contracciones? > Normalmente, no, si se viaja por una carretera asfaltada. Al contrario que algunos modelos antiguos, los coches modernos cuentan con una buena suspensión, que minimiza las vibraciones y evita las molestias. En cambio, la conducción por caminos no asfaltados o en muy mal estado sí que podría causar problemas. ¿Los trayectos largos en coche están desaconsejados? > No existe ninguna contraindicación para emprender un viaje largo en coche durante el embarazo, siempre y cuando se divida el recorrido en varias etapas de unas dos horas, y se baje del vehículo para caminar un poco entre una etapa y otra. El peligro de los trayectos largos en coche durante el embarazo es el mismo que el de los vuelos largos: permanecer durante mucho tiempo con las piernas flexionadas e inmóviles ralentiza la circulación sanguínea en las extremidades inferiores y puede provocar trastornos del retorno venoso, que, de por sí, son más frecuentes en el embarazo. Por lo tanto, es necesario programar las pausas durante el viaje y estirar las piernas, moviéndolas y caminando durante unos minutos, para activar la circulación sanguínea. Además, es conveniente que la futura mamá beba mucha agua durante el trayecto, para fluidificar la sangre y combatir trastornos circulatorios. ¿La futura mamá puede conducir durante todo el embarazo? > En el primer trimestre, la somnolencia, las náuseas y el cansancio fisiológicos, provocados por la acción de las hormonas, pueden influir en la rapidez de reflejos. En este período, la futura mamá puede conducir, pero es preferible que se limite a los trayectos cortos y que evite las horas punta de tráfico congestionado. A medida que el embarazo avanza, la conducción se ve dificultada por el tamaño de la pancita. Se recomienda que la futura mamá viaje acompañada a partir de la semana 30 de embarazo. ¿Cuál es el lugar más seguro para una mujer embarazada? > El lugar más seguro en el coche es el asiento trasero. En caso de colisión o de frenada repentina, el conductor y el copiloto son las personas que corren más peligro. Pero la elección del asiento trasero no exime de todo peligro. Algunos dispositivos diseñados para colocar correctamente el cinturón de seguridad durante el embarazo incorporan anclajes para que la futura mamá pueda utilizarlos también en los asientos traseros del vehículo. En caso de accidente leve, ¿hay que realizar una ecografía de control? > Por supuesto. Independientemente de la gravedad del accidente, es necesario que la mujer acuda a urgencias lo antes posible para que le efectúen una ecografía y una exploración de control, con el fin de descartar daños en el feto, un posible desprendimiento de la placenta o cualquier otra posible complicación.
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