Marzo 2024 No 5

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Lograr que tus hijos te tengan confianza dependerá de cómo respondas a las situaciones difíciles que se presenten en el día a día; no es algo que surja de la noche a la mañana.

Tu niño te cuenta que su mejor amigo copió en el examen de historia. De inmediato volteas, lo miras furiosa y regañas. Tajante le dices que no vuelva a juntarse con ese niño. Ojo, ¿crees que si reaccionas así tu hijo volvería a contarte algo? ¿De qué forma piensas que puedes ganar su confianza?

Para una niña o niño la confianza es igual a seguridad y es “a través de los actos que los padres enseñan este concepto. Los niños aprenden de lo que ven y escuchan”, explica el psicólogo Francisco Herrera de la Mora, académico de la Universidad Humanitas.

Lograr que tus hijos confíen en ti es algo que se construye en el día a día. No esperes a que tu niño sea un adolescente para que te cuente lo que está viviendo, si en la niñez nunca hubo intimidad. Que exista confianza entre padres e hijos es importante porque permite que exista una comunicación abierta y honesta entre ambos. Y ganarla va a requerir que los niños se sientan seguros. Los siguientes consejos pueden ayudarte a conseguirla:

Imagina que tu hijo derrama el vaso de leche en el desayuno. Una respuesta positiva de los padres sería pedir al pequeño que ayude a limpiar, sin ofenderlo o gritarle, señala Herrera de la Mora, maestro en educación familiar. Asimismo, hay que explicarle con tranquilidad que al comer no esté jugando en la mesa. De esta forma enseñas:

  • Que lo vas a ayudar
  • Que puede confiar en ti
  • Que puede estar seguro contigo

Evita preguntar: ¿Cómo te fue? ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? Es preferible hacer otro tipo de preguntas parta obtener respuestas profundas y que los niños puedan comunicar sus emociones. El experto recomienda hacer los siguientes cuestionamientos:

  • Cuéntame, ¿qué hiciste hoy en la escuela?
  • ¿Y en el descanso con quién jugaste?
  • ¿Qué fue lo más divertido que hiciste este día?

“La idea es llevar a los niños a que hagan contacto con la emoción. Al escucharlos sin desaprobarlos o regañarlos, te estás convirtiendo en alguien de confianza. Una persona que puede ayudarlos a gestionar y canalizar sus emociones”, apunta el experto.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), los malos tratos al educar sólo provocan que a los hijos “se les dificulte comunicarse y no quieren escuchar. La violencia bloquea y dificulta la capacidad para encontrar modos de resolver conflictos de forma pacífica y con el diálogo”. Lo recomendable en la crianza es:

  • Promover la educación sin violencia
  • Educar en el respeto mutuo
  • Enseñar control emocional (con el ejemplo)
  • Evitar los regaños innecesarios

Conforme tus hijos crecen, los problemas también. Si quieres que recurran a ti cuando se presente una situación de riesgo, comienza desde hoy a trabajar en ganarte su confianza escuchando lo que te cuentan sin dar regaños innecesarios ¡No seas una mamá o papá que castiga por todo! Los niños necesitan equivocarse para aprender. Y la función de los padres no es hacerlos sentir peor, sino:

  • Brindarles apoyo
  • Ayudarlos a encontrar soluciones
  • Aceptarlos sin juzgarlos

Si eres una mamá o un papá que se la pasa haciendo críticas o desaprobando todo lo que hace su hijo, en lugar de ganarse su confianza va a fracturar la relación. También puedes provocar que tu hija o hijo no confíe en sí mismo, además de generarle ansiedad y estrés.

  • Permítele ser él (o ella) mismo.
  • Acepta a tu hija o hijo. No intentes cambiarlo.
  • Reconoce y celebra sus logros y esfuerzos.

Si un día tu hija o hijo llega de la escuela y te cuenta alguna situación bochornosa que vivió, no te rías ni minimices lo que te dice. Algo que tampoco debes hacer es contarle a la familia lo que pasó ¡Respeta su privacidad!

Tampoco intentes ser su mejor amigo. Tus hijos deben tener sus propios amigos. Los padres pueden ser una guía o un confidente; que tu hija o hijo sepa que ante cualquier situación puede confiar en ti y estar seguro de que lo vas a ayudar. Esto no significa hacer las cosas por ellos y que evadan sus responsabilidades, sino:

  • Enseñarle que toda acción tiene una reacción.
  • Hacer que asuman las consecuencias de sus actos.
  • Escucharlos y ayudarlos a encontrar soluciones.
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¿De vacaciones? Te decimos qué percances se pueden presentar si viajas con tus hijos; así como qué hacer para prevenirlos o aminorarlos.

Las maletas ya están listas para ese viaje que durante meses has planeado. Revisas que todo esté empacado: documentación, ropa, juegos, batería portátil, protector solar, repelente de insectos. También quieres cargar con un antidiarreico, por si acaso. Sin embargo, no sería suficiente, pues durante un viaje se pueden presentar otros contratiempos.

Ya sea que viajes en automóvil, avión, barco o tren, la fundación Nemours Children’s Health recomienda incluir en tu equipaje algunos de los siguientes artículos:

  • Medicinas que la familia use con regularidad.
  • Analgésicos (como el paracetamol).
  • Antiséptico, pomada antibiótica, tiritas, vendas y aquellos medicamentos de venta sin receta médica que recomiende el médico familiar.
  • Pero, ¿cuáles son los contratiempos que pueden pasar durante un viaje familiar?

El viaje familiar va perfecto, cuando de repente tu niña o niño te dice por segunda vez, en menos de una hora, que quiere ir al baño, ¡ups! Inmediatamente piensas que algo le cayó mal a su estómago. De acuerdo con la Asociación Española de Pediatría (AEP), la diarrea es la enfermedad más frecuente del niño viajero y señala que “la principal medida de prevención consiste en seguir recomendaciones sobre higiene y consumo de alimentos, y recibir asesoramiento antes del viaje”.

Mas que llevar antidiarreicos o antibióticos, la recomendación de la AEP es llevar suero oral. Y para prevenir diarreas, durante o después del viaje, recomienda:

  • Lavarse las manos con agua y jabón, antes y después de comer.
  • Usa gel antiséptico elaborado con alcohol para las manos.
  • Beber agua embotellada o hervida.
  • Evitar la ingesta de pescados o mariscos crudos.
  • No consumir alimentos en puestos ambulantes.
  • Elegir lugares limpios para comer.

El problema más común que suele presentarse durante un viaje es el mareo y se le conoce como cinetosis, que es la aparición de náuseas y/o vómitos durante viajes por mar, aire, automóvil y tren. “La estimulación excesiva del aparato vestibular por el movimiento es la causa primaria”, de acuerdo con la Clínica Universidad de Navarra

Antes de que aparezca, es probable que tu niña o niño refiera dolor de cabeza, sudoración, palidez y malestar en general. Si sabes que tu hijo puede presentar mareos en el viaje, puedes adquirir algún fármaco de venta libre en alguna farmacia y preguntar a tu médico qué dosis dar, acorde a la edad y peso de tu pequeño. El médico seguramente también te indicara que des la medicina media hora antes de viajar.

Escuchar decir a tu niña o niño que se le taparon los oídos sucede con frecuencia en un viaje. Y eso se debe a que los oídos están sujetos al cambio de presión del aire que varía según la altura en la que nos encontramos, de acuerdo con Felipe Orduña Bustamante, académico de la Coordinación de Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El viaje familiar de tus sueños llegó ¡por fin! Subes al avión con tus hijos y en poco más de 10 horas estás en París. Sin embargo, a mitad del ascenso a la Torre Eiffel sientes un gran cansancio y tus peques tienen náuseas. No están enfermos. Se trata del “jet lag”, que de acuerdo con la Secretaría de Salud, es un trastorno que ocurre generalmente al viajar a través zonas horarias diferentes. ¿Qué se recomienda para aminorar los síntomas?

  • Intentar adaptar el ciclo de sueño de la familia dos o tres días antes del viaje.
  • Mantener una alimentación equilibrada.
  • Tomar suficiente agua para estar hidratados.
  • Procurar dormir en las horas de vuelo.

Si bien a la mayoría de las niñas y niños conocer nuevos lugares les emociona, también puede provocarles ansiedad por no saber qué es lo que va a suceder. Por ejemplo, miedo a volar o a los lugares encerrados. La doctora María Laura Praino en el documento “Viajar con niños. Lo que debe saber el pediatra”, señala que viajar puede ser una situación estresante para los niños. Por eso, recomienda incluirlos en los preparativos para disminuir la ansiedad o temor, así como permitir que lleven objetos que les sean familiares, como muñecos, juguetes, su cobijita preferida, etcétera.

Algunos expertos también aconsejan informar a los pequeños qué va a pasar en el viaje: qué lugares van a conocer y qué nuevas experiencia van a experimentar, con la finalidad de disminuir la ansiedad.

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CÓMO CUIDAR EL CABELLO RIZADO DE NIÑAS Y NIÑOS

Cuando se trata del cuidado del cabello rizado, mamá y papá deben estar preparados con los mejores productos que respeten la naturaleza y estructura del cabello de su peque.

Sin duda alguna, el tipo de cabello que representa el mayor reto en cuanto a cuidados es el rizado o chino. Debido a su estructura, es más probable que este se quiebre, se deshidrate o se maltrate con mayor facilidad.  ¿Qué hacer con el cabello chino de tu hijo o hija?

1. Utiliza un shampoo suave, libre de parabenos e hipoalergénico. Prefiere las formulaciones con ingredientes naturales, pero, todavía más importante, elige un producto específico para cabello rizado. 

2. El pelo que tiende a una estructura ondulada se deshidrata con mayor rapidez que uno lacio, por lo que el uso de acondicionador es prácticamente imprescindible para mantenerlo hidratado. Además, este producto contribuye a desenredar el cabello. 

3. Seca el cabello de tu peque con una toalla de microfibra y, mientras sigue húmedo, utiliza un peine especial de dientes anchos y separados para desenredarlo. 

4. Como extra, puedes agregar un producto fijador para moldear los rizos y que mantengan su forma por más tiempo. 

5. Si tu peque tiene una melena abundante, que es necesario sujetar con algún peinado, elige ligas recubiertas de tela para evitar que el cabello se dañe.

CORTES PARA EL CABELLO RIZADO (Y QUE NO PIERDA SU FORMA)

Existen distintos cortes de cabello, tanto para niñas como para niños, que funcionan bastante bien para mantener la forma del rizo. También dependerá del estilo que él o ella prefiera y del tipo de rizo (si es más abierto o cerrado). 

CORTES DE CABELLO PARA NIÑAS

  • Shaggy: es moderno y funciona bien para activar el rizo y dar volumen. La idea es que el cabello se acomode tanto en la parte de enfrente, como en una especie de flequillo, y a los laterales, manteniendo la onda de los rizos.
  • Pixie asimétrico: si la melena de tu peque es algo rebelde o le pesa, pueden probar un estilo pixie que sea muy corto de un lado y del otro aprovechar la estructura de los chinos para dejarlo largo y con textura. 

CORTES DE CABELLO PARA NIÑOS

  • High fade: este corte favorece mucho a los cabellos rizados, pues consiste en mantener la parte de arriba bien definida mientras que la zona de abajo se va desvaneciendo, dejando los laterales y el cuello rapados. 
  • Texturizado: si a tu hijo le gustan sus rizos largos y definidos, este tipo de corte le permitirá llevarlos sin que le pesen, pues básicamente sólo estarán quitando volumen de las puntas y dejando algunos mechones más largos que otros para darle forma al corte. 
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El yoga para niños es un excelente ejercicio físico y mental. Te explicamos sus beneficios y te ofrecemos unos sencillos ejercicios para que el niño y la mamá descarguen las tensiones y se relajen.

Siéntense en el suelo, con la espalda recta y las piernas cruzadas. Antes de comenzar el ejercicio, enciende una vela y colócala sobre una silla o banquito, a unos 40 centímetros de la cara, a la altura de los ojos. Dirijan la mirada al centro de la llama.

Mantengan los músculos de la cara relajados y la mirada inmóvil, sin cerrar los párpados (si no consiguen mantener los ojos abiertos durante un tiempo bastante largo, pueden parpadear de vez en cuando). Deben realizar el ejercicio respirando profundamente durante cinco minutos. Después, cierren los ojos; seguirán viendo la llama delante de ustedes. Si cae alguna lágrima, no se preocupen; es algo absolutamente normal e indica que el ojo se está limpiando.

  • Este ejercicio calma las preocupaciones de la mente, así como las tensiones del cuerpo.
  • Es muy bueno para los ojos, ya que relaja las pupilas. De hecho, está recomendado para aquellas personas que tienen defectos visuales, pues refuerza los músculos oculares y mejora la calidad de la visión.

Siéntense en una posición cómoda, con los pies bien apoyados en el suelo. Inspiren profundamente y, después, espiren con la boca cerrada, manteniendo los dientes ligeramente entreabiertos, de manera que se produzca un sonido similar al zumbido de una abeja (“zzz…”). Deben repetir el ejercicio varias veces y, después, tápense los oídos con los dedos y continúen produciendo este sonido, respirando en silencio y escuchando con atención el zumbido y la vibración que produce en la nariz, el paladar y la cabeza.

El sonido y las vibraciones del zumbido tienen el poder de tranquilizar y aplacar la ansiedad y las tensiones. Esto es así porque los sonidos dirigen la atención a la cabeza, permitiendo al cuerpo que se relaje.

De pie, con las piernas bien separadas y los dedos de las manos entrelazados, inspiren profundamente y eleven los brazos. A continuación, con una espiración rápida, bajen las manos y pónganlas entre las piernas, flexionando también la espalda. Notarán como, al bajar, la voz libera un sonido espontáneo y natural. Después, recuperen la posición y realicen el ejercicio varias veces.

  • Este ejercicio libera las tensiones y el cansancio.
  • Además, hace que se contraigan los músculos del cuerpo, para después relajarlos profundamente.
  • Pónganse uno enfrente del otro, a cuatro patas, con los dedos de las manos separados y bien apoyados en el suelo. A continuación, abran la boca todo lo que puedan y, como si quisieran hacer una mueca, saquen la lengua lo más que puedan.
  • Al mismo tiempo, hay que liberar la voz, como para rugir o emitir cualquier otro sonido espontáneo. Descansen durante unos segundos y vuelvan a repetir el ejercicio, tantas veces como se quiera.
  • Este ejercicio permite liberar todas las tensiones y relajar las pequeñas contracturas de los músculos faciales, debidas al nerviosismo o al estrés
  • Es perfecto para los niños que tienen dificultades para expresar su agresividad, o bien para los más introvertidos o reservados, pues ayuda a vencer la timidez y aporta una sensación de coraje.
  • Además, es muy eficaz para superar la tartamudez y reforzar la mandíbula.
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Cuando la caída de un pequeño es leve, éste se levanta de inmediato y continúa jugando, pero si recibió un fuerte golpe, aparte de llorar desconsolamente, papá y mamá deben saber cómo actuar para auxiliarlo y si lo requiere, ir de inmediato al hospital. Descubre qué hacer ante este tipo de situaciones a continuación.

Al jugar existen mayores posibilidades de caídas y golpes. Por ejemplo, jugandon“a las carreritas”, el pequeño puede tener una tremenda caída. La mayor parte del tiempo todo termina con algunas lágrimas, un beso y una bandita. Pero si se trata de una caída más grave, ¿qué hacer? “El comportamiento que se debe adoptar ante una caída accidental depende de una serie de variables”, dice el ortopedista Pasquale Farsetti. En particular, se debe prestar atención a algunos elementos:

  • El tipo de trauma: una cosa es una caída de una resbaladilla y otra es que “vuele” desde arriba de las escaleras. Si hemos sido testigos de situaciones así, podemos tener una idea más precisa de cuál podría ser la magnitud del problema.
  • Dónde se golpeó: la mayoría de las caídas involucran las extremidades y, en muchos casos, no sucede nada grave. Las lesiones que afectan a la columna vertebral o la cabeza son más raras, pero si la caída se produce desde cierta altura es recomendable llevar al niño al hospital.
  • La edad del niño: si es pequeño (2-4 años) sabemos que podemos obtener más información viendo lo que hace que de lo que nos cuenta. Con un niño mayor, es más fácil decirnos qué pasó, dónde y cuánto duele.  
  • ¿Cómo evaluar la magnitud del problema? Hay algunos aspectos que pueden ayudarnos como padres a entender si se trata de algo leve, que no requiere intervención médica, o si es mejor consultar a un experto de inmediato.  
  • ¿No para de llorar? Inmediatamente después de una caída, es fácil que el niño llore, pero después de un tiempo, generalmente se distrae y todo pasa. Si, por el contrario, el trauma es intenso, no es posible detener el llanto, ni siquiera distrayéndolo.  
  • ¿Puede mover la extremidad afectada? Si se lastimó el brazo, revisa si puede realizar movimientos de forma independiente. Si está involucrada una pierna, evalúa si puede pararse solo y si puede caminar, incluso si cojea un poco. “En todos los casos, no tenemos que ser nosotros los que movamos su extremidad o lo obliguemos a ponerse de pie, pues además de causarle más dolor, podrían empeorar la situación”, subraya Farsetti.
  • ¿Está muy hinchada el área? Después de una caída es normal que se produzca una hinchazón, pero si es importante, es mejor que examinen al niño de inmediato.
  • ¿Hay alguna deformidad? Si hay una fractura expuesta, se aprecia claramente una deformidad de la extremidad provocada por el desplazamiento de los fragmentos de la fractura. “Aquí, lo mejor es acudir a urgencias. La certeza del diagnóstico solo se puede obtener realizando exámenes clínicos como una radiografía”, sugiere el ortopedista.  

Un golpe en la cabeza siempre causa algunas preocupaciones más: en la mayoría de los casos el golpe se resuelve con un susto desagradable y un buen chichón, pero ¿cómo saber si todo está bien o si hay algún problema?  

“Al igual que con el resto del cuerpo, es necesario evaluar qué tipo de caída tuvo el niño, desde qué altura, qué tan violento fue el impacto”. Además, es necesario prestar atención a ciertas alarmas que podrían aparecer después del trauma, como vómitos, confusión, dolor de cabeza, sangrado de oídos o nariz, pérdida del conocimiento. En estos casos conviene llevar inmediatamente al niño a urgencias.

La consecuencia más frecuente y, la más trivial de una caída son los hematomas o moretones que se pueden tratar fácilmente en casa, con descanso, la aplicación de hielo y posiblemente la administración de analgésicos. Sin embargo, un diagnóstico determinado, especialmente si hay mucha hinchazón, sólo se puede obtener con una visita al especialista o un examen de rayos X.

Por ello, es importante que los niños siempre lleven un casco protector cuando utilicen Bicicleta, monopatín, patines o patineta. Siempre hay que tener en cuenta que el casco debe ser el adecuado para el tamaño de la cabeza del niño.

  • ¿Qué hacer si el niño se lesiona al caer? En primer lugar, la zona debe lavarse muy bien con agua y jabón, enjuagando con agua corriente para eliminar la suciedad residual. Luego, la herida debe desinfectarse con agua oxigenada o algún antiséptico tópico. Para detener cualquier sangrado, la herida debe comprimirse durante unos 5 minutos.
  • Después de desinfectarla, ¿tengo que tapar la herida? Lo ideal es dejarla descubierta, si la higiene está garantizada. Pero si no es así, es mejor cubrirla con una gasa, y luego realizar el propio apósito, con una gasa esterilizada y cinta adhesiva, para dejar transpirar la piel y evitar oclusiones que retrasen la cicatrización.
  • ¿Cuándo acudir a urgencias? Si la herida es particularmente profunda, si sigue sangrando después de cierto tiempo transcurrido, si hay restos de vidrio u otro material sucio que no se pueda quitar con el lavado, es recomendable poner algo limpio (toalla, pañuelo, gasa) y acudir al pediatra o al área de urgencias hospitalarias.
  • Yeso, ¿sí o no? Si la radiografía muestra que hay una fractura, ¿siempre es necesario usar yeso? “Generalmente, con un niño es la mejor solución, porque el yeso no se puede quitar y la mejoría será óptima”, asegura el ortopedista.  
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