XDESARROLLOX
Gateo Style
Alrededor de los ocho meses, el niño ya empieza a gatear. Si lo observamos… ¡descubriremos muchas cosas sobre él!
SENTANDO
> En general, los niños que se balancearon en la pancita continúan su aventura de desplazamiento en posición sentada, con una pierna estirada y la otra flexionada, y arrastrándose sobre las pompis, que quedan protegidas por el pañal.
> Este estilo es hereditario. De hecho, el 40% de los niños que se desplazan de esta manera tienen un papá o una mamá que también lo hicieron así. Son los niños que suelen empezar a caminar más tarde, alrededor de los 18 meses.
TROMPO
> Como ocurre dentro de la pancita, donde el feto se mueve de forma circular, haciendo palanca sobre el abdomen y balanceando la parte superior del cuerpo o las piernas, algunos niños, cuando se encuentran ante los primeros intentos de desplazamiento autónomo, intentan moverse a modo de trompo. Al principio, con la pancita apoyada en el suelo, desplazan los brazos y, después, las piernas, describiendo una trayectoria circular.
> Los niños que empiezan a moverse por medio de esta técnica no suelen elegir la clásica posición a cuatro patas en la siguiente etapa del desarrollo motor.
CRAWL
> Si estuviera en el agua, podríamos definirlo como un movimiento de estilo libre. Cerca del 2% de los niños empiezan a desplazarse arrastrándose sobre el abdomen y llevando adelante los brazos primero y las piernas después. Esta intuición les llevará muy pronto a realizar el mismo movimiento con la pancita elevada y moviéndose a gatas.
SERPIENTE
> Como si se tratara de una serpiente, pero con la panza hacia arriba, el niño se arrastra hacia atrás, haciendo ondear la pelvis y, después, los hombros, describiendo una trayectoria en forma de ese. Son casos muy pocos comunes (sólo el 1% de los niños).
CROQUETA
> El niño empieza a girar sobre sí mismo, como una croqueta, ayudándose con las piernas y los brazos. Muy pronto, se dará cuenta de que es mucho más cómodo y rápido reptar hacia delante. Después de reptar, pasará a gatear a cuatro patas.
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¿Cómo debe ser la pipí de un bebé?
Entender qué es lo normal y qué no en tu pequeño a veces es todo un reto. Por lo pronto, te invitamos a conocer un poco más sobre su pipí.
La pipí de tu bebé te puede dar pistas si todo marcha bien con su salud, por eso es importante que reconozcas ciertas señales. De manera general, esta debe ser abundante y producirse de forma regular, lo cual indica que el niño está sano. Cuando no ocurre así, hay que ver cuál es la alteración y comunicársela al pediatra. Te decimos cómo actuar si…
LA ORINA ES MUY ABUNDANTE
La cantidad de pipí es mayor de lo normal y el estímulo de orinar se presenta con frecuencia. Si es un hecho aislado, puede ser que el pequeño ha bebido más de lo habitual o que ha comido un alimento con efecto diurético. Si el problema se presenta en época de frío o después de un paseo al aire libre, seguro se debe al clima: el niño suda menos y la orina es más abundante.
La causa del trastorno podría ser más seria si el niño ha comenzado a hacer pipí con una frecuencia mayor de lo habitual (por ejemplo, se despierta todas las noches para ir al baño), si bebe líquidos más de lo normal y si sufre un aumento repentino del apetito, ya que podría tratarse de una diabetes mellitus o una diabetes insípida.
QUÉ HACER
Si es algo aislado, no hay que adoptar medidas. En cambio, hay que consultar al pediatra si hay sospechas de diabetes: el médico valorará si es necesario hacer exámenes específicos para efectuar el diagnóstico.
LA CANTIDAD DE ORINA ES ESCASA
Esto ocurre cuando hay una reducción en la cantidad y en la frecuencia de la orina respecto a la que suele producir en el transcurso del día. El bebé no llega a hacer pipí las cinco veces habituales durante 24 horas, y que se consideran un signo de buena salud, o bien, emite unas gotitas pequeñas de orina, dejando el pañal casi seco.
Es probable que el niño haya tomado el pecho menos tiempo del necesario o, si ya está destetado, que haya bebido poco. Por lo tanto, es normal que haga menos pipí. No hay que alarmarse si estuvo expuesto a un temperatura externa elevada o si tuvo fiebre, pues los líquidos se eliminan a través de la sudoración y de las gotitas emitidas con la respiración.
QUÉ HACER
Si el pequeño toma pecho, conviene darle de comer con más frecuencia o tomas breves. Si ya está destetado, hay que darle líquidos. Si después de una semana y a pesar de haber tomado estas medidas, el pequeño continúa haciendo poca pipí y no aumenta de peso como debería, es necesario consultar al pediatra. Avísale si la orina, además de ser escasa, es dolorosa, ya que podría tratarse de una infección de las vías urinarias.
EL PEQUE SIENTE ARDOR AL ORINAR
El niño hace pipí con frecuencia, pero con un flujo reducido. Además, la micción es dolorosa y provoca ardor. A veces, el pequeño tiene fiebre.
Podría tratarse de un infección de la vejiga (cistitis), provocada por gérmenes que colonizan el intestino, o una leve malformación, que hace un retorno de la orina desde la vejiga hacia arriba y, por lo tanto, provoca una infección de los uréteres, e incluso de los riñones.
QUÉ HACER
Es conveniente llevarlo con su pediatra.
LA ORINA ES MÁS OSCURA DE LO NORMAL
La pipí no tiene el clásico color amarillo oro, sino que es más oscuro. Esto puede ocurrir porque el niño sudó demasiado y las sales minerales contenidas en la orina se hayan concentrado y el color se haya alterado. El color también podría estar relacionado con el tipo de alimentación: una dieta rica en betabel, por ejemplo, podría oscurecer la orina. En casos más raros, la orina podría tener un color más oscuro por contener sangre, un síntoma que podría indicar una infección de las vías urinarias o de los riñones.
QUÉ HACER
Es necesario dar de beber más agua al niño y quitar de su dieta los alimentos que pueden “teñir” su orina. Si después de esto la pipí no recupera su aspecto habitual, se debe consultar al pediatra.
Estar al pendiente de la pipí de tu hijo es clave en su salud y cuidados. Acompaña estos momentos de bienestar con el pañal KleenBebé® Suavelastic® Mediano, que ayuda a prevenir irritaciones en la piel. Un plus que nos encanta es que tiene cuatro puntos de agarre para evitar que se cuelgue o se deforme, y esto hace que siempre lo traiga como recién puesto, además de que está elaborado con ingredientes naturales como manzanilla, aloe vera y vitamina E. ¡No pierdas de vista cualquier cambio en su pipí!
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XNUTRICIÓNX
Complementos: cuáles son necesarios
Algunos son fundamentales para el desarrollo del pequeño, pero otros sólo se prescriben en caso de carencias específicas.
> Vitamina D, hierro, flúor, complementos “naturales”… ¿Cuándo son verdaderamente necesarios? La distinción fundamental tiene que ver con lo que es absolutamente indispensable al nacer y lo que los pediatras recomiendan en los primeros años para favorecer el correcto funcionamiento del organismo. Por lo demás, se trata de sustancias que pueden ser útiles, pero solo en caso de carencias específicas, o bien en momentos de especial cansancio.
VITAMINA D
> Para qué sirve. La vitamina D favorece el depósito de calcio en el organismo, garantizando un correcto desarrollo del sistema esquelético del niño y evitando patologías como el raquitismo.
> Cuándo está indicada. Entre los factores de riesgo por carencia de vitamina D, además del bajo peso al nacer y la prematuridad, también se encuentran la piel oscura (que impide a los rayos UV penetrar a través de las capas superficiales de la piel)y la escasa exposición a los rayos solares.
La dieta de la mamá lactante también debe mantenerse bajo control. La alimentación materna únicamente contiene bastante vitamina D si la madre se expone suficientemente al sol; de media, 20 minutos al día. Por su parte, las leches de fórmula que se comercializan están reforzadas con vitamina D y contienen un mínimo de 400 UI por litro.
Asimismo, un nivel bajo de vitamina D se da en casos de obesidad, celiaquía o enfermedades inflamatorias crónicas intestinales que provocan malabsorción, así como el consumo de fármacos como glucocorticoides o anticonvulsivantes.
FLÚOR
> Para qué sirve. El flúor, como el calcio y el fósforo, es esencial para la formación de los dientes y los huesos. Administrado por vía oral, actúa sobre los elementos dentales en fase de formación y puede incorporarse en las capas más profundas. Por lo tanto, sirve para prevenir la caries.
> Cuándo está indicado. El pediatra o el dentista es quien debe establecer si el complemento es necesario, teniendo en cuenta algunos factores: el contenido en flúor presente en el agua potable, o bien en el agua mineral que el niño bebé, y el que pudiera estar contenido en la leche de fórmula.
HIERRO
> Para qué sirve. Es un mineral fundamental para la formación de la hemoglobina y el transporte del oxígeno a la sangre. Sus reservas pueden reducirse desde el período de la introducción de alimentos distintos a la leche, cuando la velocidad del crecimiento es máxima y el consumo de hierro por parte del organismo es igualmente rápido. Los síntomas de una carencia inicial son palidez, cansancio, dolor de cabeza y fragilidad de las mucosas (cortes en los labios), y las uñas (que presentan estrías).
> Cuándo está indicado. Hasta los 5-6 meses de edad, la leche materna (o la leche artificial) es suficiente para garantizar el aporte de hierro que el organismo del pequeño necesita.
El complemento de hierro únicamente se prescribe en caso de anemia confirmada. Si la carencia es menos acentuada, se puede recurrir a otros complementos “naturales”, que lo contienen en pequeñas cantidades junto con otros minerales y vitaminas.
COMPLEMENTOS MULTIVITAMÍNICOS
> Para qué sirve. Si el pequeño se alimenta de forma completa, con un aporte equilibrado de todos los alimentos, incluidas frutas y verduras, es muy difícil que se enfrente a carencias de vitaminas o minerales.
> Cuándo está indicado. En general, los complementos multivitamínicos se aconsejan a los niños debilitados, con enfermedades crónicas o con un aporte alimenticio insuficiente. Sin embargo, lo importante es seguir siempre las indicaciones del pediatra. Algunas sustancias no están exentas de efectos secundarios si se consumen en cantidades excesivas.
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XSALUDX
Cuidado con su pipí
Si es abundante y se produce de forma regular, indica que el niño está sano. De lo contrario, es preciso descubrir lo antes posible cualquier alteración.
CÓMO ACTUAR SI…
… LA ORINA ES ABUNDANTE
La cantidad de pipí es mayor de lo normal y el estímulo de orinar se presenta muy a menudo.
> Causas. La causa del trastorno podría ser más seria si el niño ha comenzado a hacer pipí con una frecuencia mayor de lo habitual (por ejemplo, ha empezado a despertarse todas las noches para ir al baño), si bebe más de lo normal y si sufre un aumento repentino del apetito. El pequeño podría padecer una diabetes mellitus o una diabetes insípida. En el primer caso, su organismo no quema los azúcares como debería; mientras que, en el segundo caso, sufre un déficit en la producción de vasopresina (hormona antidiurética), que controla la eliminación y la reabsorción de los líquidos corporales.
> Qué hacer. Hay que consultar al pediatra si existe la sospecha de que estamos frente a un caso de diabetes: el médico valorará si es necesario prescribir exámenes específicos.
… LA CANTIDAD ES ESCASA
El lactante no hace pipí las cinco veces promedio durante 24 horas, que se consideran un signo de buena salud, o bien emite unas gotitas pequeñas de orina, dejando el pañal casi seco.
> Causas. Es probable que el niño haya tomado el pecho menos tiempo del necesario o, si ya está destetado, que haya bebido poco. Por lo tanto, es normal que haga menos pipí. No hay que alarmarse cuando la orina se reduce en presencia de una temperatura externa elevada o cuando el pequeño tiene fiebre, pues los líquidos se eliminan a través de la sudoración, que es más abundante, y de las gotitas emitidas con la respiración, que se hace más frecuente. En estos casos, la pipí disminuye.
> Qué hacer. Si el pequeño toma pecho, conviene ponerlo más a menudo para realizar tomas breves: la primera parte del flujo de leche es más líquida y sirve para quitarle la sed, y rehidratarlo. En cambio, si el niño ya está destetado, se le debe administrar una mayor cantidad de líquidos. Si, al cabo de una semana, y a pesar de haber tomado estas medidas, el niño continúa orinando poco y no aumenta de peso como debería, es preciso consultar al pediatra. También es necesario visitar al médico si la micción, además de ser escasa, es dolorosa: podría tratarse de una infección de las vías urinarias.
… EL NIÑO SIENTE ARDOR AL ORINAR
El niño hace pipí muy a menudo, pero con un flujo reducido. Además, la micción es dolorosa y provoca ardor. A veces, el pequeño tiene fiebre.
> Causas. Podría tratarse de una infección de la vejiga (cistitis) provocada por gérmenes que colonizan el intestino. Si éstos aumentan (por ejemplo, porque el pequeño ha sufrido trastornos intestinales, caracterizados por diarrea o porque la limpieza de las pompis no se ha realizado de adelante hacia atrás) y se vuelven agresivos, pueden llegar a las vías urinarias bajas, provocando una infección. En los niños menores de un año, los mismos síntomas podrían indicar una leve malformación, que permite un retorno de la orina desde la vejiga hacia arriba y, por tanto, provoca una infección de los uréteres, e incluso de los riñones.
> Qué hacer. Hay que consultar al pediatra para descubrir si se trata de una infección de la vejiga o de las vías urinarias altas. También es preciso ofrecer más líquidos al niño, que deberá beber a pequeños sorbos, pues aumenta la diuresis y favorece la eliminación de los gérmenes.
… LA ORINA ES MUY OSCURA
La orina no tiene el clásico color amarillo oro, sino que es más oscura.
> Causas. Si el niño ha sudado mucho, puede que las sales minerales contenidas en la orina se hayan concentrado y el color se haya alterado. El color también podría estar relacionado con el tipo de alimentación: una dieta rica en betabel, por ejemplo, podría oscurecer la orina. En casos más raros, la pipí podría tener un color más oscuro por el hecho de contener sangre, un síntoma que podría indicar una infección de las vías urinarias o de los riñones.
> Qué hacer. Es necesario dar de beber más al niño y retirar de su alimentación los alimentos que puedan “teñir” la orina. Si, aun así, la pipí no recupera su aspecto habitual, se debe consultar al pediatra. Éste prescribirá un análisis de orina para valorar la presencia de sangre. En caso de infección de las vías urinarias, es preciso administrar un antibiótico. Si los afectados son los riñones, el niño deberá someterse a una serie de exámenes específicos.
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GRACIAS POR LEERNOS
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