Dale la mejor atención a tu hijo desde sus primeros días
Los primeros días y semanas del bebé en casa representan muchos retos para los nuevos padres; más aún si son primerizos. Aunque lo más probable es que hayan recibido consejos de parte de todo mundo, llegar con su hijo a casa –muchas veces sin ayuda de un tercero como la mamá, la suegra, una enfermera o una niñera–, puede no coincidir con las expectativas que tenían y, de pronto, parecer que todo es un caos.
Afortunadamente, por muy abrumador que parezca, todo va tomando su cauce poco a poco. Eso sí, no hay que hacer las cosas a ciegas, por eso nuestro consejo es que partas de dos bases: de tu instinto y estar informada. No olvides que nadie mejor que tú y su papá para entender lo que su hijo necesita. Para ayudarte en el camino, hemos reunido a expertos en bebés para que respondan a las preguntas básicas y más frecuentes que se hacen mamás y papás, como tú. Revisa esta breve guía y encuentra respuestas a tus dudas:
SI EL CORDÓN UMBILICAL NO SE CAE, ¿QUÉ DEBO HACER?
Toma en cuenta que tarda en secarse entre 10 y 21 días. Evita curarlo con alcohol, ya que podrías causar irritación en la piel sensible que rodea el ombligo. Procura que la zona esté seca, doblando la parte superior del pañal para que transpire.
MI BEBÉ TIENE MUCHOS PUNTITOS ROJOS EN EL CUERPO, ¿ES NORMAL?
Si tu hijo está cubierto de manchitas rojas, sobre todo en el tronco, brazos y piernas, puede tratarse de sarpullido, una irritación en la piel típica que aparece debido a una producción excesiva de sudor que el pequeño no logra evaporar por completo. La irritación puede desaparecer en pocos días; mientras tanto, vístelo con prendas confeccionadas con tejidos naturales (como algodón y lino) para no interrumpir la transpiración de la piel.
¿POR QUÉ TIENE GRANITOS EN LA CARA, QUE PARECE ACNÉ?
En los primeros días de vida puedes notar que, en la frente, mejillas y barbilla del niño, se presentan unos pequeños “granitos”. Es el acné neonatal, un síntoma provocado por las hormonas heredadas al recién nacido en los últimos meses de gestación y, después, a través de la leche materna. Es importante no aplicar ninguna crema, puesto que desaparecerán durante el primer mes.
¿POR QUÉ SIEMPRE TIENE LOS PIES FRÍOS?
Si tocas las manitas o los pies de tu pequeño, sueles notarlos fríos. La pregunta surge de forma espontánea: “¿Hay que abrigarlo más?”. La respuesta definitiva es “No”. Las extremidades del cuerpo, manos y pies, siempre están más fríos porque el mecanismo de termorregulación del recién nacido aún no se ha desarrollado por completo. Resulta inútil, además de perjudicial, taparlo más; es suficiente cubrirle los pies con unos calcetines de algodón.
¿POR QUÉ A VECES LLORA SIN LÁGRIMAS?
Lo ves llorar desesperadamente porque tiene hambre o cólicos y, sin embargo, no corren lágrimas por sus mejillas. Este suceso se debe a que los conductos lagrimales todavía no están bien abiertos; además, debes recordar que el llanto es el leguaje del bebé y la forma en que manifiesta alguna necesidad o síntoma.
¿POR QUÉ SU PIEL REQUIERE MAYOR ATENCIÓN?
La piel de un recién nacido es casi transparente debido a la inmadurez de su sistema circulatorio, es decir, es extremadamente delicada, por ello necesita mayor atención. Lo ideal es ponerle un pañal con la mejor absorción, que tenga una cubierta interna hipoalergénica y que esté hecho con ingredientes naturales, como KleenBebé® Suavelastic®, etapa Recién Nacido, el pañal que mantiene seco a tu bebé por mucho más tiempo y contiene ingredientes naturales en su exclusiva fórmula Vitta E Plus como manzanilla, vitamina E y aloe vera, además de estar enriquecido con Óxido de Zinc, para prevenir irritaciones.
Recuerda llevar a tu recién nacido a sus visitas con el pediatra para que le realice sus controles de rutina y los ayude con alguna situación que aún no hayan podido resolver.
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Cómo crece en los primeros meses
Ahora, aún, es muy pequeñito, pero los primeros meses pasan volando. ¡Conoce las conquistas que hará!
PESO Y ALTURA
> En 12 meses, el peso aumenta un 300%, pasando, en promedio, de 3.5 kilos a 10 kilos. Asimismo, la altura aumenta un 50% (de 49.5 cm a 74 cm). Normalmente, el pequeño dobla su peso inicial a los cinco o seis meses, y lo triplica cuando sopla su primera velita. Por lo que respecta a la longitud, el niño crece una media de dos centímetros al mes.
> El tercer parámetro que el pediatra mide periódicamente es la circunferencia craneal del bebé: en promedio, es de 35 cm al nacer, aumenta unos 12 cm en el primer año y solo cuatro cm en los nueve años siguientes. Para explicar este crecimiento extraordinario, hay que tener en cuenta que el cerebro “crece”, sobre todo, durante el primer año: al nacer, el peso del cerebro equivale al 25% del adulto. Al año, alcanza el 75%.
DIENTES
> Existe una creencia popular que dice que los niños deberían tener un nuevo dientecito cada mes a partir de los cuatro meses, pero no debe tomarse al pie de la letra. El período de la dentición es genético y los hijos de papás “tardíos”, probablemente, tendrán que esperar un poco más.
> En cualquier caso, normalmente, los dientes de leche empiezan a aparecer entre los seis y los ocho meses, con la erupción de los incisivos centrales inferiores, seguidos de los superiores. Después, es el turno de los laterales, superiores (a partir de los nueve meses) e inferiores (a partir de los diez). Al año, la sonrisa del pequeño ya debería mostrar ocho dientes, cuatro arriba y cuatro abajo.
SUEÑO
> En las primeras semanas, los recién nacidos duermen continuamente. Para un ser tan pequeño e inmaduro, la estrategia de defensa más eficaz consiste en dormir. Por esta razón, en las primeras semanas, el recién nacido duerme 16-20 horas al día, divididas en partes iguales entre la noche y el día, salpicadas de despertares frecuentes.
> A partir del segundo mes, empiezan a aumentar las fases de vigilia y, gradualmente, el bebé empieza a pasar más tiempo despierto durante el día y a dormir más tiempo durante la noche.
> Al año, en promedio, el bebé descansa unas 14-15 horas y, entre la mañana y la tarde, hace una o dos siestas de un par de horas cada una. No obstante, la mayoría de los niños llegan al primer cumpleaños sin dormir toda la noche “de jalón”.
LOS CINCO SENTIDOS
> En el primer mes, el bebé siente la presencia del mundo exterior, sobre todo, a través del tacto y el olfato, sentidos que ya están bien desarrollados al nacer. El oído también se desarrolla en el útero (desde las 28 semanas).
> A partir de los dos o tres meses, el niño empieza a girar la cabeza en la dirección del sonido y, a medida que su oído se refina, aprende a distinguir también las emociones que puede expresar un tono de voz (alegría, rabia, etc.).
> En cuanto a la visión, al nacer, el bebé es capaz de enfocar solo lo que está a 20-30 cm de distancia. Hasta los tres meses, el niño ve mejor “de reojo” y nota, sobre todo, los movimientos y los contrastes entre los tonos claros y oscuros. No será hasta los 4-5 meses cuando el pequeño empiece a distinguir los colores.
COMUNICACIÓN
> Durante el primer mes, el lenguaje corporal y el llanto constituyen los elementos principales del niño para comunicar sus necesidades y sus emociones.
> A partir del segundo o tercer mes, las expresiones de la cara del bebé se hacen más variadas y llenas de significados. A esta edad, le encanta escuchar la voz de sus papás y distingue las diferentes entonaciones emocionales.
> Alrededor de los cuatro o cinco meses, con la lalación, empieza a modular la voz y a formar las primeras sílabas, hasta llegar, en unos meses, a componer sus primeras “casi palabras”. Alrededor de los siete meses, ya es capaz de utilizar sus “palabritas” para manifestar emociones e intenciones.
> Pero, no es hasta los 9-12 meses cuando su capacidad verbal sufre una fuerte aceleración, gracias, sobre todo, a un proceso de imitación cada vez más intenso, que lleva al bebé a reproducir con precisión lo que oye decir a su alrededor. ¿Cuándo pronuncia su primera palabra? En general, entre los 10 y los 12 meses.
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Un masaje relajante
Unos ligeros y cariñosos masajes son suficientes para ayudar al pequeño a relajarse y a conciliar el sueño.
EN LA CARA
> El niño debe estar acostado boca arriba en el cambiador. Acaricia su frente partiendo del centro y avanzando hacia los lados. A continuación, efectúa un masaje alrededor de los ojos realizando movimientos circulares.
EN EL TÓRAX
> Realiza un masaje partiendo de los muslos y avanzando hacia arriba. A continuación, desliza las manos por encima de sus hombros y, después, desciende a lo largo de los brazos y de los lados del cuerpo. Este masaje se debe efectuar con las dos manos.
EN LA ESPALDA
> Coloca al pequeño boca abajo sobre tus rodillas. Desliza tus manos por su espalda hacia delante y hacia atrás, con un movimiento cruzado y continuo, sin separar nunca las manos de su piel.
EN LAS PIERNAS
> Eleva una pierna del pequeño, sujetándola por un pie. Realiza al bebé un masaje fuerte, pero sin apretar en exceso. Después, dale unos pequeños “pellizquitos”. Con tus dedos pulgares, presiona punto por punto la planta de su pie. Ahora, haz lo mismo en el otro pie.
EN EL ABDOMEN
> Efectúa un masaje, primero con una mano y después con la otra, alrededor del ombligo, en el sentido de las agujas del reloj. Cada vez que los brazos se crucen, pasa una mano por encima de la otra.
XSALUDX
Costra láctea y dermatitis atópica
¿Cómo puedes distinguir estos dos trastornos?, ¿cuáles son los tratamientos adecuados y las precauciones que hay que tomar?
En los primeros meses, muchos bebés presentan una característica alteración de la piel de la cabeza y de algunas zonas de la cara y del cuerpo. Se trata de formaciones escamosas o de costras, más o menos gruesas, que, en algunos casos, se encuentran incluso en los pliegues de las extremidades, las ingles y detrás de las orejas. Estos signos, que habitualmente son catalogados con el nombre genérico de costra láctea, pueden ser expresiones de alteraciones distintas; las más comunes son la dermatitis seborreica y la dermatitis atópica.
CARACTERÍSTICAS
> La dermatitis seborreica o “costra láctea”, se manifiesta en las primeras semanas de vida del niño. En el cuero cabelludo, aparecen unas costras grasientas y amarillentas, agrupadas en placas. Puede extenderse a la frente, las cejas, la barbilla y a la zona del pañal. La dermatitis seborreica no pica ni irrita y, normalmente, desaparece sola al final del tercer mes.
> La principal característica de la dermatitis atópica es la comezón. La piel se presenta muy seca, enrojecida y exudativa, con pequeñas pápulas y costras escamosas de color amarillo. En los lactantes, las zonas afectadas son el cuero cabelludo, las mejillas, los codos y las zonas interiores de las extremidades. En los niños más mayorcitos, también puede manifestarse en el dorso de las manos y en los pliegues de los codos y de las rodillas. Es una enfermedad cutánea crónica y puede reaparecer después de una aparente curación.
CAUSAS
> Dermatitis seborreica. Las costras se deben a la excesiva producción de sebo por parte de las glándulas de la piel. Las causas todavía no están del todo claras, pero pueden excluirse la lactancia materna, el uso de leche de fórmula y otras alergias. En algunos casos, la responsabilidad se ha atribuido a la inmadurez de los mecanismos que regulan el equilibrio de la piel, o bien a alteraciones de tipo hormonal en el bebé.
> Dermatitis atópica. Es una enfermedad determinada genéticamente y, habitualmente, el niño o sus familiares también sufren otras enfermedades alérgicas, como asma bronquial y rinoconjuntivitis alérgica. En ciertos casos, también se dan alergias alimentarias.
QUÉ HACER
> Si se trata de dermatitis seborreica, en los casos de poca importancia, es suficiente con eliminar las escamas delicadamente, ablandándolas con aceite de oliva o de almendras, y con la ayuda de un peine especial de púas finas. Durante el baño, se pueden masajear las zonas afectadas y, en el resto del cuerpo, aplicar una crema hidratante y calmante. En los casos más serios, puede ser necesario el empleo de cremas específicas, a base de cortisona.
> En caso de dermatitis atópica, en cambio, es importante administrar un tratamiento hasta la curación de la enfermedad. En cualquier caso, es útil sustituir los jabones y los shampoos por aceites de baño calmantes, sin perfume ni colorantes, así como mantener las uñas del niño cortas y limpias. De hecho, cuando el pequeño se rasca, puede provocarse microlesiones que podrían infectarse y hacer necesario el uso de antibióticos. Si la comezón es insoportable, el pediatra podrá prescribir fármacos para atenuarlo. Por último, puesto que la dermatitis atópica suele estar asociada con enfermedades como rinitis y asma, conviene mantener el ambiente donde vive el niño lo más limpio posible y libre de polvo, debido a la presencia de ácaros.
XLACTANCIAX
Si el pecho duele…
Puede que, al principio, el pecho esté enrojecido, caliente y adolorido, y al bebé le cueste prenderse y succionar. ¿Cuáles pueden ser las causas y cómo actuar?
En las primeras semanas, cuando la mamá y el bebé tienen que aprender a dominar las tomas y el pecho todavía debe regular su producción, se pueden producir obstrucciones o bien presentarse grietas en el pezón. Se trata de situaciones bastante frecuentes que pueden poner en serias dificultades a las mamás recientes, dado que dar el pecho al pequeño se puede convertir en algo doloroso, que puede dejar de representar una ocasión de agradable relajación e intimidad con el bebé.
CONDUCTO OBSTRUIDO Y OBSTRUCCIÓN MAMARIA
> Cuando un conducto galactóforo se obstruye o se bloquea, se puede notar una estría o una mancha roja sobre la piel, limitada a una zona concreta de la mama. Si se toca el punto que duele, en general, la mamá nota un endurecimiento, y el pequeño puede mostrarse un poco inquieto durante la toma, puesto que el flujo de leche está obstaculizado.
> Las causas de este bloqueo pueden ser múltiples: un conducto que no se vacía bien, la posición incorrecta del niño durante la toma o un sujetador demasiado apretado, por ejemplo.
> También se puede producir una obstrucción mamaria: en este caso, todo el pecho se ve hinchado, enrojecido y duro. La mamá siente dolor, y al niño le cuesta prenderse y mamar (precisamente, porque la aréola está demasiado dura).
> El origen del problema suele ser la falta de lactancia a demanda, porque la mamá decidió distanciar las tomas y ha ofrecido al pequeño un sustituto del pecho, como el chupón, el agua, etc. A veces, la causa puede ser un sujetador que comprime el pecho en exceso, o bien el hecho de lactar siempre con el mismo pecho, o incluso empezar siempre por el mismo. Por último, si la obstrucción se produce pasados los primeros meses, el motivo puede ser una reducción de las tomas por parte del niño, bien porque está resfriado o porque empezó a despertarse con menos frecuencia para comer durante la noche. Por otro lado, la introducción de nuevos alimentos distintos a la leche también puede influir. En todos estos casos, el pecho puede producir más leche de la que el niño demanda, con el consiguiente riesgo de que se produzca una obstrucción.
CÓMO ACTUAR
> En caso de obstrucción, la solución consiste en dar de mamar al bebé a menudo, puesto que es fundamental drenar el pecho. Asimismo, puede ser útil colocar al niño de manera que, al succionar, su lengua presione sobre el punto que duele, ya que esta presión facilita el vaciado del conducto. También se recomienda cambiar la posición de la toma, alternando la tradicional con la posición de “balón de rugby” (es decir, con el niño “debajo del brazo” y sus piernitas dirigidas a la espalda de la mamá).
> Sin embargo, si el niño no logra prenderse al pecho, es necesario vaciarlo un poco antes de la toma, de forma manual o con un sacaleches, para ablandar la zona que rodea la aréola.
> Para aliviar el malestar y favorecer la producción de oxitocina (la hormona que estimula la emisión de leche), la mamá puede aplicarse compresas calientes y realizarse un masaje delicado, sobre todo, en la zona dolorida, antes y durante la toma.
> Si la situación no mejora en 24-48 horas, lo mejor es consultar al médico.
MASTITIS
> Cuando el pecho está duro y adolorido, y, además, la mamá tiene fiebre, se puede hablar de una mastitis en curso. Se trata de una infección de origen bacteriano, que se diferencia de la obstrucción mamaria porque la temperatura supera los 38.5 ºC. Precisamente, la fiebre es el elemento que permite diagnosticar este trastorno, distinguiéndolo de una obstrucción “normal”. Además, la mastitis suele afectar a un solo pecho, que presenta estrías de color rojo. En caso de mastitis, el dolor es muy intenso.
> Los factores que favorecen la aparición de mastitis son: una obstrucción no tratada o la presencia de grietas, que pueden representar una puerta de entrada para los gérmenes.
> Para resolver la situación, se pueden tomar las mismas medidas enumeradas para la obstrucción mamaria: compresas calientes, masajes y tomas frecuentes para evitar el estancamiento de la leche. Asimismo, es fundamental que la mamá tenga reposo, como si se tratase de una fuerte gripe. A veces, estas medidas son suficientes para apreciar una mejora y conseguir que la fiebre baje en pocas horas. De lo contrario, es indispensable visitar al médico, para que prescriba un tratamiento antibiótico que, por otro lado, no representa un obstáculo para el funcionamiento normal de la lactancia. En estos casos, el principio activo elegido será compatible con la lactancia materna.
GRIETAS
> Las grietas son pequeños cortes, heridas o lesiones más o menos profundas que aparecen en el pezón y que hacen que la toma sea dolorosa. En general, están provocadas por una forma de succión o una posición del bebé incorrectas. Por lo tanto, es necesario corregir la posición de la boca del bebé (que debe estar bien abierta, con el labio hacia fuera y abarcar gran parte de la aréola, y no sólo el pezón); la postura (el cuerpo del niño debe mirar hacia el materno y la mamá no debe inclinarse); y la forma de succión (las mejillas deben hincharse y el niño debe tragar sin hacer ruido).
> Para favorecer la cicatrización y aliviar el dolor, se puede tener el pecho destapado (siempre que sea posible) y evitar el sujetador. Un remedio muy útil consiste en aplicar en el pezón unas gotas de la propia leche al término de la toma y dejar que se sequen: sus propiedades antibacterianas favorecen la curación de las heridas.
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