Te puede interesar…
- Mi bebé y yo
- Especiales
- Coronavirus y Familia
- Expertos advierten que pocos niños con coronavirus presentan fiebre, lo que dificulta el diagnóstico
Expertos advierten que pocos niños con coronavirus presentan fiebre, lo que dificulta el diagnóstico
Los expertos advierten que la fiebre y la tos, dos de los síntomas más claros del coronavirus, no son tan frecuentes en niños como en adultos, lo que dificulta su diagnóstico. Es posible que haya niños positivos de COVID-19 que no estén diagnosticados.
Expertos de distintas nacionalidades advierten que son pocos los niños con coronavirus que presentan fiebre y tos, dos de los síntomas de la enfermedad más claros y más habituales en adultos. Ello conlleva el riesgo de que muchos de ellos no sean diagnosticados de COVID-19, lo que puede poner en peligro su salud y también la de su entorno familiar, que puede contagiarse pensando que el pequeño tiene un resfriado común u otra enfermedad similar.
Los síntomas del coronavirus en los niños son más leves que en los adultos y, debido a este último dato que se ha dado a conocer sobre la sintomatología que presentan, es posible que muchos padezcan COVID-19 sin saberlo y, al pasarlo de forma muy leve, escapen a las estadísticas.
Y es que la mayoría de niños que presentan síntomas compatibles con el coronavirus, como son leves y pueden ser debidos a resfriados u otras enfermedades similares, no se les realiza el test para saber si son positivos o no. De hecho, la mayoría de niños que se han sido sometidos al test de diagnóstico han sido evaluados porque sus padres dieron positivo.
Los síntomas del coronavirus en niños son diferentes que en adultos
En China, en Italia y en España se ha visto que los niños que padecen el COVID-19 se ven menos afectados que los adultos y presentan unos síntomas distintos, mucho más leves. En general, en los niños el virus afecta más las vías respiratorias superiores (nariz, boca, garganta) y ello hace que se parezca más a un resfriado.
Un gran estudio publicado en la revista Pediatrics y realizado a más de 2,000 niños chinos observó que más de un tercio de los niños, aproximadamente el 39%, que enfermó más gravemente, presentando neumonía o problemas pulmonares similares, no presentó previamente dificultades respiratorias.
Propagación del virus a través de las heces
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Campinas, en Brasil, afirma que, mientras que el 90% de los adultos con COVID-19 presentan fiebre, solamente un 16% de niños la padecen al enfermar de coronavirus. Muchos de los niños tampoco padecen tos, a pesar de contraer la enfermedad, ni dificultades respiratorias.
La mayoría de los niños con coronavirus son asintomáticos o ligeramente sintomáticos. Sin embargo, los expertos se muestran preocupados por la posible propagación del virus a través de las secreciones nasales y también a través de las heces. Y es que en 8 de cada 10 niños se detectó COVID-19 en las heces, incluso después de la curación virológica.
La transmisión fecal-oral es un problema que debe tenerse en cuenta, pues a los niños pequeños se les cambia el pañal a menudo y, por lo tanto, las posibilidades de contagio aumentan. Cabe tener en cuenta que, por el momento ningún estudio ha analizado en profundidad la carga viral en las heces y, por lo tanto, la capacidad de infectar.
El especialista en enfermedades infecciosas Massimo Galli, Director del Departamento de Enfermedades Infecciosas del hospital Sacco de Milán y Profesor de Enfermedades Infecciosas en la Universidad de Milán, en Italia, lo explica: "Sabemos que el virus puede persistir en las heces, probablemente también de forma asintomática".
Las células de los niños, su mayor protección
Según afirman los científicios las células infantiles juegan un gran papel protector importante en los niños, lo que explicaría que la enfermedad en ellos sea más leve que en los adultos. Al parecer, el virus debe encontrar un puerto de entrada al cuerpo y lo hace a través del receptor ACE2.
Los científicos creen que los receptores ACE2 están mal expresados en el cuerpo de los niños porque todavía son inmaduros debido a su edad. Esta condición es la que beneficia a los más pequeños frente al virus, pues esta mala adaptación de estas células, todavía inmaduras en el organismo infantil, dificulta la entrada del virus en el cuerpo. En resumen, los niños se ven menos afectados porque sus células no tienen una clave de acceso que el virus necesita para infectarlos.
Toda la información sobre COVI-19 en el Especial Coronavirus